jueves, 2 de noviembre de 2023

Más de ocho mil artistas de todo el mundo expresan su solidaridad con los palestinos

 

La comunidad artística es diversa y cruza fronteras, nacionalidades, fe y sistemas de creencias. Como artistas, escritores, curadores, cineastas, editores y trabajadores que crean el núcleo en torno al cual giran las instituciones y organizaciones, debemos garantizar que estos sean espacios no sólo seguros, sino también humanos.

Apoyamos la liberación de Palestina y exigimos que cesen los asesinatos y ataques contra todos los civiles, que se establezca un alto el fuego inmediato, que se entregue ayuda humanitaria a Gaza y que nuestros órganos de gobierno dejen de ser cómplices de graves violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra.

Exigimos que se rompa de inmediato el silencio institucional en torno a la actual crisis humanitaria a la que se enfrentan 2,3 millones de palestinos en la ocupada y asediada Franja de Gaza. En palabras del Coordinador Humanitario Residente de las Naciones Unidas para el Territorio Palestino Ocupado, “esta es la pérdida de nuestra humanidad si la comunidad internacional permite que esto continúe. Lo que vemos hoy es simplemente inhumano”.

El silencio en este período de crisis y escalada del genocidio no es una posición políticamente neutral. En los últimos años se han dado pasos importantes para abordar institucionalmente la cuestión de la justicia social y la desigualdad. Sus programas artísticos se benefician de estas políticas. Ahora exigimos que continúen y se amplíen para reconocer los crímenes contra la humanidad a los que se enfrenta el pueblo palestino.

Amnistía Internacional, las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud y Action Aid han condenado los continuos bombardeos de Gaza, así como los asesinatos y el desplazamiento forzado de sus residentes. Estas organizaciones, entre otras, han indicado que el castigo colectivo infligido a los civiles en Gaza -que incluye el asesinato de trabajadores humanitarios, periodistas y médicos, así como la destrucción de todas las infraestructuras y recursos vitales, cortes de agua, alimentos, electricidad y medicinas– equivale a un crimen de guerra.

Hay abundantes pruebas de que estamos siendo testigos del desarrollo de un genocidio en el que las ya precarias vidas de los palestinos se consideran indignas de ayuda, y mucho menos de derechos humanos y justicia. Con total impunidad, Israel ya ha cometido tres de los cinco actos definidos por la convención de las Naciones Unidas sobre genocidio. Como escribe el historiador israelí y estudioso del genocidio Raz Segal, "Israel también intensificó su asedio de 16 años a Gaza, el más largo de la historia moderna, en flagrante violación del derecho internacional humanitario, hasta un 'asedio completo' ". Esta directiva destinada a la destrucción sistemática de los palestinos y de la sociedad palestina en Gaza proviene directamente del Ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, quien describió a sus objetivos en términos degradados, como “animales humanos”.

Nosotros, los abajo firmantes, rechazamos la violencia contra todos los civiles, independientemente de su identidad, y exigimos el fin de la causa fundamental de la violencia: la opresión y la ocupación. Nos solidarizamos con el pueblo palestino. Hacemos un llamado a las organizaciones artísticas para que muestren solidaridad con los trabajadores culturales y pedimos a nuestros gobiernos que exijan un alto el fuego inmediato y la apertura de los cruces de Gaza para permitir que la ayuda humanitaria ingrese sin obstáculos.

Creemos que las organizaciones e instituciones artísticas cuya misión es proteger la libertad de expresión, fomentar la educación, la comunidad y la creatividad, también defienden la libertad de vida y el derecho fundamental a existir. Les pedimos que rechacen la inhumanidad, que no tiene cabida en la vida ni en el arte, y que pidan públicamente a nuestros gobiernos que pidan un alto el fuego.


[Esta carta se cerró cuando alcanzó los 8.000 firmantes. Estamos abrumados por su apoyo. Encuentre el texto completo en Artforum.com con una lista de 4400 firmantes en el momento de la publicación el 19/10/2023.
Eventualmente estará disponible una lista completa de firmantes: estamos tratando con un gran volumen de datos. Gracias a todos los que suscribieron este llamamiento urgente y por hacer correr la voz entre amigos y colegas. Si desea continuar con su participación o no pudo firmar, considere hacer una donación a Medical Aid for Palestina y continuar esta importante conversación pública, tanto dentro como fuera de las instituciones culturales.]

A Gaza se le acaba el tiempo. Expertos de la ONU exigen un alto el fuego para evitar el genocidio

 

A Gaza "se le acaba el tiempo", advierten los expertos de la ONU, que exigen un alto el fuego para evitar el genocidio

02 noviembre 2023

GINEBRA (2 de noviembre de 2023) - El tiempo se agota para evitar un genocidio y una catástrofe humanitaria en Gaza, advirtieron hoy expertos de la ONU, expresando su profunda frustración por la negativa de Israel a detener sus planes de diezmar la asediada franja de Gaza.

"Seguimos convencidos de que el pueblo palestino corre un grave riesgo de genocidio", afirmaron los expertos. "Ha llegado el momento de actuar. Los aliados de Israel también tienen responsabilidad y deben actuar ahora para impedir su desastroso curso de acción", afirmaron.

Los expertos expresaron su "profundo horror" por los ataques aéreos israelíes contra el campo de refugiados de Yabalia, en el norte de Gaza, el martes 31 de octubre por la noche, en los que al parecer murieron y resultaron heridos cientos de palestinos, y los calificaron de flagrante violación del derecho internacional.

"El ataque aéreo israelí contra un complejo residencial del campo de refugiados de Yabalia es una violación flagrante del derecho internacional y un crimen de guerra. Atacar un campo en el que se refugian civiles, entre ellos mujeres, niños y niñas, es una violación total de las normas de proporcionalidad y distinción entre combatientes y civiles", declararon los expertos.

Los expertos acogieron con satisfacción la resolución de la Asamblea General sobre la protección de los civiles y el cumplimiento de las obligaciones jurídicas y humanitarias, aprobada por una abrumadora mayoría de Estados miembros el 27 de octubre.

"Recibimos la resolución con esperanza, pero la necesidad de actuar es ahora", afirmaron. 

"Todos los indicios apuntan a que hemos llegado a un punto de ruptura", advirtieron los expertos, señalando imágenes de personas tomando desesperadamente harina y otros artículos de primera necesidad de un almacén de la ONU el domingo (29 de octubre), noticias alarmantes de niños obligados a beber agua del mar ante la falta de agua limpia, informes angustiosos de pacientes, incluidos niños, sometidos a cirugía sin anestesia, y personas con discapacidad y personas mayores desplazados y viviendo en tiendas de campaña porque sus casas se han convertido en escombros.

"La situación en Gaza ha alcanzado un punto de inflexión catastrófico", afirmaron, advirtiendo de la acuciante necesidad de alimentos, agua, medicamentos, combustible y suministros esenciales, así como del peligro de riesgos sanitarios inminentes.

La falta de combustible y la interrupción de la infraestructura hídrica debido a los constantes bombardeos durante tres semanas han destruido el acceso al agua potable para la población de Gaza, señalaron los expertos.

"El agua es esencial para la vida humana y, en la actualidad, dos millones de habitantes de Gaza luchan por encontrar agua potable", afirmaron. Los expertos apoyaron firmemente los esfuerzos del Secretario General de la ONU para facilitar el acceso de la ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.

También pidieron la liberación inmediata de todos los civiles cautivos desde que militantes de Hamás atacaron asentamientos israelíes el 7 de octubre.

"Todas las partes deben cumplir sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. Exigimos un alto el fuego humanitario para garantizar que la ayuda llega a quienes más la necesitan. Un alto el fuego también significa que pueden abrirse canales de comunicación para garantizar la liberación de los rehenes", afirmaron los expertos.

Expresaron su honda preocupación por la seguridad de los trabajadores humanitarios y de la ONU y de los hospitales y escuelas que proporcionan refugio y servicios médicos vitales a la población de Gaza. También dieron la voz de alarma por la seguridad de los periodistas, los trabajadores de los medios de comunicación y sus familiares, al tiempo que señalaron que Internet y las comunicaciones se han cortado, lo que ha interrumpido las comunicaciones esenciales y la información sobre la situación en Gaza.

"Queremos recordar a todas las partes que el personal y las instalaciones humanitarias y médicas están protegidos por el derecho internacional. Los Estados tienen la obligación de garantizar su seguridad y protección en tiempos de guerra", afirmaron los expertos. "Como ha reiterado en varias ocasiones el Secretario General, Israel y los grupos armados palestinos deben tener en cuenta que incluso las guerras tienen reglas".

Se calcula que en Gaza hay 1,4 millones de desplazados internos, de los que aproximadamente 629.000 buscan refugio en los 150 refugios de emergencia del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (UNRWA). La UNRWA informa que 70 trabajadores de la ONU han muerto como consecuencia de los bombardeos israelíes en Gaza.

"El pueblo palestino de Gaza, en particular las mujeres, los niños y las niñas, las personas con discapacidad, los jóvenes y las personas mayores, han soportado décadas de penurias y privaciones", dijeron los expertos de la ONU. "Pedimos a Israel y a sus aliados que acuerden un alto el fuego inmediato. Se nos acaba el tiempo".

El Sr. Pedro Arrojo-Agudo es el Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y el saneamiento. Sr. Michael Fahri, Relator Especial sobre el derecho a la alimentación; Sra. Tlaleng Mofokeng Relatora Especial sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, Sra. Paula Gaviria Betancur, Relatora Especial sobre los derechos humanos de los desplazados internos; Sra. Irene Khan, Relatora Especial sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión. Francesca Albanese, Relatora Especial sobre la situación de los derechos humanos en el territorio palestino ocupado desde 1967.

Los Relatores Especiales forman parte de lo que se conoce como los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos. Procedimientos Especiales, el organismo más grande de expertos independientes en el sistema de derechos humanos de la ONU, es el nombre general de los mecanismos independientes de investigación y monitoreo del Consejo que abordan situaciones específicas de países o problemas temáticos en todas partes del mundo. Los expertos de Procedimientos Especiales trabajan de forma voluntaria; no son personal de la ONU y no reciben un salario por su trabajo. Son independientes de cualquier gobierno u organización y sirven a título personal.

Para obtener más información y solicitudes de medios, comuníquese con: maría.acostalazo@un.org

Para consultas de los medios relacionadas con otros expertos independientes de la ONU, comuníquese con Dharisha Indraguptha dharisha.indraguptha@un.org ) o Maya Derouaz (maya.derouaz@un.org)

Siga las noticias relacionadas con los expertos independientes en derechos humanos de la ONU en Twitter @UN_SPExperts.

¿Preocupado por el mundo en que vivimos?

Entonces haga valer los derechos humanos de alguien hoy.

#Standup4humanrights y visite el sitio web en

http://www.standup4humanrights.org

 

Portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos: Ravina Shamdasani

Lugar

Ginebra

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Volker Türk solicita a todos los bandos que escuchen los llamamientos en favor de la paz. Es necesario poner fin a la violencia y realizar grandes esfuerzos para buscar una alternativa a esta carnicería.

Desde hace casi tres semanas, la población civil palestina de Gaza sufre los bombardeos incesantes de Israel por aire, tierra y mar. Miles de muertos yacen entre edificios residenciales, mezquitas y panaderías destruidos. Recibimos testimonios trágicos sobre el asesinato de familias enteras por los ataques aéreos en sus hogares, incluyendo a las familias de miembros de nuestro personal. Sobre padres que escriben los nombres de sus hijos en los brazos para identificar sus futuros restos. Sobre las noches en vela aterradoras que la población pasa a la intemperie, mientras los ataques aéreos continúan sobre ellos. Lamentamos la pérdida de 57 colegas de Naciones Unidas y de tantos otros civiles que, claramente, se han visto afectados de forma desproporcionada.

Pese a las peticiones reiteradas a los residentes del norte de Gaza para que se trasladen al sur por ser seguro, los ataques de las fuerzas israelíes sobre dos provincias del sur y el centro de Gaza se han recrudecido en los últimos días. Mientras tanto, continúan los ataques intensos contra las comunidades del norte, incluida la ciudad de Gaza.

Ningún lugar es seguro en Gaza.

Obligar a la población a evacuar en estas circunstancias, incluso a lugares como "la zona designada por Israel" de Al Mawasi, al mismo tiempo que sufre un asedio total, plantea serias dudas sobre el traslado forzoso, hecho que constituye un crimen de guerra.

El uso por parte de Israel de armas explosivas de amplio alcance en zonas densamente pobladas ha causado daños importantes a la infraestructura civil y la pérdida de vidas de civiles que aparentemente son difíciles de conciliar con el derecho internacional humanitario.

El castigo colectivo se está aplicando mediante el corte del suministro de agua, alimentos, combustible y electricidad. La escasez de combustible obliga a cerrar hospitales y panaderías. Las personas se ven obligadas a refugiarse en condiciones cada vez más terribles, con hacinamiento, saneamiento deficiente y agua insalubre, lo cual hace presagiar el espectro de enfermedades. Avanza la catástrofe humanitaria para los 2,2 millones de personas atrapadas en Gaza que son el blanco del castigo colectivo.

Este tipo de castigo es un crimen de guerra. El castigo colectivo que Israel infringe a toda la población de Gaza debe cesar de inmediato. Como debe acabar el uso del lenguaje deshumanizador contra la población palestina.

Deben cesar los ataques indiscriminados de los grupos armados palestinos, incluyendo el lanzamiento de cohetes no guiados contra Israel. Deben liberar de inmediato y sin condiciones a todos los civiles capturados y que siguen retenidos. La toma de rehenes también es un crimen de guerra.

El Alto Comisionado pide que se busquen vías duraderas y basadas en los derechos humanos hacia la paz para los pueblos de Palestina e Israel. Se debe hacer todo lo posible para poner fin de inmediato a esta escalada. Es sumamente importante que todos aquellos que tienen influencia negocien una salida a esta situación prolongada y desastrosa.

La paz, la seguridad y la justicia no se encontrarán por este camino. El ciclo de venganza y derramamiento de sangre debe terminar.

miércoles, 1 de noviembre de 2023

ATAQUES EN GAZA: "NO TENDRÉIS EL SILENCIO DE LOS JUDÍOS DE FRANCIA"

 Ataques en Gaza: “No tendréis el silencio de los judíos de Francia” 

Un colectivo de 85 personalidades judías denuncia la actual operación militar en Gaza y la explotación de la emoción legítima suscitada por los atentados del 7 de octubre. 

 

Publicado en Libération el 31 de octubre de 2023 a las 09:11 horas. 

 

La ONU anuncia una posible limpieza étnica en la Franja de Gaza. Como judíos, estamos horrorizados por las violaciones del derecho internacional que el Estado de Israel está llevando a cabo en Gaza con total impunidad y nos negamos a permitir que esta masacre tenga lugar en nuestro nombre. Entendemos y compartimos el dolor y el miedo que sienten muchos judíos en Francia tras los crímenes de guerra de Hamás. La mayoría de nosotros tenemos familia en Israel y deseamos expresar nuestro pésame a las familias de las víctimas de las masacres del 7 de octubre. Pero este dolor no puede justificar la limpieza étnica en Gaza. La continuación de la guerra y la ocupación no traerá ni la paz ni el regreso de los rehenes. Gaza está experimentando una crisis humanitaria sin precedentes. Tras los ataques del 7 de octubre, que dejaron 1.400 israelíes muertos y al menos 4.600 heridos, Israel impuso un asedio total de la Franja de Gaza, una forma de castigo colectivo contrario al derecho internacional.

200 israelíes siguen rehenes en Gaza, y su destino le importa menos al gobierno israelí que el aplastamiento de los palestinos. Dos millones de habitantes de Gaza se ven privados de agua, alimentos y electricidad. Organizaciones de derechos humanos han documentado el uso de fósforo blanco. Fueron bombardeados hospitales, pero también lugares de culto donde se refugiaban los habitantes de Gaza. En el momento de redactar este informe, al menos 8.000 palestinos han sido asesinados allí, entre ellos casi 3.000 niños. La represión contra los palestinos en Cisjordania también se ha intensificado en las últimas dos semanas, con más de 100 personas asesinadas por colonos o el ejército israelí. Más de 13.000 habitantes de Gaza resultaron heridos por los ataques aéreos israelíes y más de un millón de personas fueron desplazadas. 

Exigimos un alto el fuego inmediato y el fin de la impunidad israelí. Es urgente lograr que el gobierno israelí detenga su campaña de bombardeos e impida que lance una ofensiva terrestre que podría desencadenar una conflagración regional. Esta violencia punitiva y crímenes de guerra fueron anunciados por funcionarios del gobierno israelí a través de declaraciones deshumanizantes y cuentan con el apoyo de nuestros líderes en Francia. Nos unimos a nuestros hermanos y hermanas judíos en los Estados Unidos, el Reino Unido, Israel y otros lugares, que han denunciado el apoyo incondicional de sus gobiernos a la ofensiva israelí contra Gaza, y recordamos que la expresión de solidaridad con el pueblo palestino como pueblo oprimido pueblo es un derecho y una libertad política. Al afirmar incondicionalmente el derecho de Israel a defenderse y al votar en contra de una resolución de la ONU que pide un alto el fuego, el gobierno francés es cómplice de la limpieza étnica en Gaza. 

Nosotros demandamos: 

El cese inmediato de los bombardeos israelíes y la retirada de las fuerzas armadas israelíes de Gaza.

Levantamiento del bloqueo y asedio de Gaza.

Negociaciones para la liberación de rehenes y presos políticos.

Sanciones internacionales contra el Estado israelí.

Primeros firmantes: Michaël Löwy, sociólogo, Ariella Aïsha Azoulay, profesora de cultura y medios modernos y literatura comparada, Sonia Dayan-Herzbrun, socióloga, Tal Madesta, periodista y autora, Yael Lerer, editora y traductora, Rony Brauman, médico, ex presidente de Médecins sans fronteras (MSF), Albert Levy, jurista, Simon Bitton, cineasta, Tal Dor, sociólogo CENS /LEGS, Gérard Haddad, psicoanalista y ensayista, Marie-José Mondzain, filósofa, Alice Pfeiffer, periodista y autora, Eyal Sivan, directora

domingo, 22 de octubre de 2023

¡PALESTINA LIBRE E INDEPENDIENTE!

La operación militar de Hamás de la resistencia palestina ha provocado la habitual oleada de declaraciones. Casi todos los gobiernos occidentales se han apresurado a «declarar su solidaridad con Israel por la cobarde agresión terrorista» (bloque estadounidense, es decir, UE y Commonwealth) o, por el contrario, a «expresar su apoyo al pueblo palestino por su iniciativa de resistir al invasor» (países árabes, islámicos, la mayor parte del Sur global).

Cabe reseñar que la actitud mecánica de tomar partido y apoyar lo que sea necesario, con insoportable talante «solucionista», sobre todo en países tan acostumbrados a dar lecciones, como los europeos, es precisamente lo que ha sostenido durante décadas esta interminable carnicería. Se trata de una actitud descaradamente irresponsable y cobarde.

Desde sus orígenes, el estado de las relaciones entre el sionismo y luego el Estado israelí y los palestinos en los territorios ocupados es de tal desequilibrio de fuerzas que el conflicto no puede definirse como un enfrentamiento, sino sólo como una dominación estructural de naturaleza colonial salpicada de episodios insurgentes. Una opresión puramente ejemplar, sin límites ni reparos, en un crescendo de abusos y atropellos. Con un retraso de 75 años, hoy se termina admitiendo que la situación es propia del apartheid.

Más allá de la espiral del lenguaje bipolar de las instituciones políticas y los medios de comunicación occidentales, se nos pide que condenemos el terrorismo, pero no que intentemos comprender sus causas. El Estado de Israel, como desahogo de los sentimientos de culpa de las potencias europeas, como supuesta reparación por la Shoah y como expresión de colonialismo occidental, plantea cuestiones mucho más profundas de las que las etiquetas del terrorismo y la guerra en Oriente Medio puedan indicar.

La única perspectiva de resolución de este conflicto es la justicia. No todo se resuelve con uno o dos estados. Lo racional y moral sería un solo estado donde todos vivieran con los mismos derechos. Otra opción, hoy igual de difícil de materializar sería la coexistencia de dos Estados soberanos. Aun con esto no se resuelve el llamado conflicto, queda la cuestión de los refugiados y la discriminación contra la minoría palestina en Israel. 

Debemos oponernos a la tendencia ya crónica al olvido y a la mentira de las clases dirigentes europeas, que tienen tanto el interés como la credibilidad potencial para mediar en este conflicto y desde hace décadas se han replegado en el servilismo a las instrucciones de Estados Unidos, que no tienen ni el interés ni la credibilidad para alimentar una paz duradera en Oriente Próximo.

Este NO a la invasión israelí de Gaza es el mismo NO a la guerra de Ucrania, a las guerras de Kosovo, Sudan, Nagorno Karabakh, Siria y muchos lugares más en llamas. Salir del tercermundismo humanitario, salir de la Alianza Atlántica, decir NO a la guerra, a todas las guerras, a la arrogancia y las mentiras, al colonialismo occidental.

 

Luz Gómez es catedrática de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Autónoma de Madrid. Es autora de varios ensayos y traductora de Mahmud Darwish al español. De sus numerosas traducciones del poeta palestino, En presencia de la ausencia (Pretextos, 2012), obtuvo el Premio Nacional de Traducción 2011. A su cargo ha estado la edición de BDS por Palestina (ediciones del oriente y del mediterráneo, 2014) Es editora y traductora de El poeta troyano. Conversaciones sobre poesía (ediciones del oriente y del mediterráneo 2023).

Olga Rodríguez es periodista, investigadora y escritora especializada en información internacional, Oriente Medio y Derechos Humanos. Ha desarrollado su carrera en la Cadena Ser, Cuatro, CNN y en el diario.es, medio del que es cofundadora. Ha cubierto los conflictos más importantes de las últimas dos décadas en Oriente Medio y el norte de África. Es integrante de la Asociación de Periodistas de Madrid y de la Junta directiva de la UNRWA España (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos).

Isaías Barreñada es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid. Sus áreas de investigación son la relaciones internacionales en los países árabes, la política exterior española y europea, Palestina-Israel y el Sahara Occidental. Autor de numerosos artículos y ensayos. Su último libro, con José Abu Tarbush es PalestinaDe los acuerdos de Oslo al apartheid (2023).

Ignacio Castro Rey, es filósofo, crítico de cine y arte, gestor cultural y profesor. Además de múltiples artículos y conferencias, ha publicado diversos libros. El último de ellos se llama Lluvia Oblicua (Ed. Pretextos 2020) seguido de Mil días en la montaña (Roxe de Sebes) (Ed. FronteraD, 2019) y Ética y desorden (Pretextos, 2017). Anteriormente ha publicado también, entre otros, Votos de riqueza (Madrid, 2007), Roxe de Sebes (A Coruña, 2011) y La depresión informativa del sujeto (Buenos Aires, 2011). 

Breve bibliografía sobre el tema: https://www.enclavedelibros.com/categoria/palestina-biblio_W69



sábado, 21 de octubre de 2023

LLAMAMIENTO DE LOS SINDICATOS PALESTINOS PARA DEJAR DE ENVIAR ARMAMENTO A ISRAEL Y ACABAR CON LA COMPLICIDAD

Israel ha exigido que 1,1 millones de palestinos evacúen la mitad norte de Gaza, mientras la somete a constantes bombardeos. Esta despiadada decisión es parte del plan israelí, reforzado por el apoyo inquebrantable y la participación activa de Estados Unidos y la mayoría de los estados europeos. Este plan tiene como objetivo llevar a cabo masacres atroces y sin precedentes contra 2,3 millones de palestinos en Gaza y llevar a cabo una limpieza étnica total. Desde el sábado, Israel bombardea Gaza de forma indiscriminada e intensa: ha cortado la electricidad, el agua, el acceso al combustible, los alimentos y los suministros médicos. Israel ha matado a más de 2.700 palestinos –incluidos 614 niños–, arrasando barrios enteros, aniquilando a familias enteras e hiriendo a más de 10.000 personas. Algunos expertos en derecho internacional han comenzado a advertir sobre estos actos potencialmente genocidas por parte de Israel.

En otros lugares, el gobierno de extrema derecha de Israel ha distribuido más de 10.000 fusiles a colonos extremistas en la Palestina de 1948 y en la Cisjordania ocupada para ayudar a intensificar sus ataques y lanzar pogromos contra el pueblo palestino. Las acciones, masacres y retórica de Israel demuestran su intención de llevar a cabo una segunda Nakba, prometida desde hace mucho tiempo, expulsando a tantos hombres y mujeres palestinos como sea posible y creando así un "nuevo Medio Oriente" en el que el pueblo palestino seguirá viviendo en perpetua sumisión.

La respuesta de los Estados occidentales ha sido de apoyo completo y total al Estado de Israel, sin siquiera una mínima defensa del derecho internacional. Esto ha incrementado la impunidad de Israel, dándole carta blanca para librar su guerra genocida. Más allá del apoyo diplomático, los estados occidentales proporcionan armas a Israel, autorizando las actividades de las compañías armamentísticas israelíes dentro de sus propias fronteras.

Mientras Israel intensifica su campaña militar, los sindicatos palestinos están pidiendo a sus homólogos internacionales y a todas las personas de conciencia que pongan fin a todas las formas de complicidad en los crímenes israelíes: que pongan fin urgentemente al comercio de armas con Israel, así como a cualquier financiación e investigación militares.El momento de actuar es ahora: hay vidas palestinas en juego.

Esta situación urgente y potencialmente genocida sólo puede evitarse mediante un aumento masivo de la solidaridad global con el pueblo palestino, capaz de frenar la maquinaria de guerra israelí. Necesitamos que usted tome medidas inmediatas – dondequiera que esté en el mundo – para detener el armamento del Estado de Israel y a las empresas involucradas en la infraestructura del bloqueo. Nos inspiramos en movilizaciones sindicales anteriores en Italia, Sudáfrica y Estados Unidos, así como en movilizaciones internacionales similares contra la invasión italiana de Etiopía en los años 1930, contra la dictadura fascista en Chile en los años 1970, al igual que otras acciones en otros lugares, donde la solidaridad mundial pudo limitar el alcance de la brutalidad colonial.

Hacemos un llamamiento a los sindicatos de los sectores afectados a:

     Negarse a fabricar armas para Israel.
     Negarse a transportar armas a Israel.
     Adoptar sobre ello mociones en su sindicato.
     Tomar medidas contra las empresas cómplices involucradas en la implementación del brutal e ilegal asedio de Israel, especialmente si tienen contratos con su institución.
     Presionar a los gobiernos para que pongan fin a todo comercio militar con Israel y, en el caso de Estados Unidos, a su financiación.

Hacemos este llamamiento cuando vemos intentos de prohibir y silenciar cualquier forma de solidaridad con el pueblo palestino. Les pedimos que hablen y actúen frente a la injusticia, como lo han hecho los sindicatos en el pasado. Lanzamos este llamamiento con la convicción de que la lucha por la justicia y la liberación palestina no es sólo una lucha determinada por particularidades regionales y globales. Es una palanca para la liberación de todos los pueblos desposeídos y explotados del mundo.

Federación General Palestina de Sindicatos, Gaza

Sindicato General de Trabajadores del Servicio Público y del Comercio

Sindicato General de Trabajadores Municipales

Sindicato General de Trabajadores de Jardines de Infancia

Sindicato General de Trabajadores de Petroquímica

Sindicato General de Trabajadores Agrícolas

Unión de Comités de Mujeres Palestinas

Sindicato de Trabajadores de Medios de comunicación e Impresión

Federación General Palestina de Sindicatos (PGFTU)

Sindicato General de Maestros Palestinos

Unión General de Mujeres Palestinas

Unión General de Ingenieros Palestinos

Asociación de Contadores Palestinos

Federación de Asociaciones Profesionales que incluyen:

Asociación Dental Palestina – Centro de Jerusalén

Asociación de Farmacéuticos Palestinos – Centro de Jerusalén

Asociación Médica - Centro de Jerusalén

Asociación de Ingenieros - Centro de Jerusalén

Asociación de Ingenieros Agrícolas - Centro de Jerusalén

Sindicato de Veterinarios – Centro de Jerusalén

Sindicato de Periodistas Palestinos

Colegio de Abogados Palestino

Asociación Palestina de Enfermería y Partería

Sindicato de Trabajadores de Jardines de Infancia

Sindicato Palestino de Trabajadores de Servicios Postales

Federación de Sindicatos de Profesores y Empleados de Universidades Palestinas

La Federación General de Sindicatos Independientes, Palestina

La Nueva Federación Palestina de Sindicatos

Unión General Palestina de Escritores

Sindicato de contratistas palestinos

Federación de Sindicatos de Profesionales de la Salud

Sindicato Palestino de Psicólogos y Trabajadores Sociales

Fuente: Red Sindical Europea por la Justicia en Palestina

Exculpar a Israel, por Teresa Aranguren

 Exculpar a Israel, por Teresa Aranguren, en Otras miradas, Público, 19/10/23

"Parece que ha sido el otro equipo, no tú", le dice Joe Biden a un Benjamín Netanyahu con cara de pocos amigos. El presidente estadounidense luce una sonrisilla de conejo que desentona bastante con la gravedad del tema y del momento; tanto da que hable de bebés decapitados repitiendo un bulo que su equipo de la Casa Blanca se vio forzado a desmentir a las pocas horas, como que se apunte al "yo no he sido" del gobierno israelí al día siguiente del bombardeo del hospital Al-Ahli en la ciudad de Gaza, la sonrisilla de conejo permanece fijada a la cara del Sr. Presidente como una máscara de Halloween. Y la verdad resulta bastante irritante. Por no decir obscena.

Cuando las terribles escenas de los cuerpos desmembrados, los cadáveres carbonizados,  los lamentos de los heridos, el horror en la mirada de los niños, el desconsuelo de las madres que abrazan, en un último e inútil esfuerzo de protección, el cuerpo sin vida de su bebé, cuando los gritos de los supervivientes y la desolación en el rostro de los médicos que siguen intentando, pese a todo, paliar el dolor que les rodea,  inundan las pantallas de las televisiones y recorren  las redes sociales, las palabras del presidente estadounidense nada más llegar a la región no son de condena, ni siquiera de compasión, son para exculpar a Israel del atroz crimen que ha provocado un clamor de indignación en el mundo árabe y en gran parte de la opinión pública occidental. Así que ahora la tarea es exculpar a Israel.

Por eso conviene recordar que apenas media hora antes del bombardeo del hospital Al-Ahli, una de las escuelas de la UNRWA en el campo de refugiados Al-Magahaz donde cientos de familias habían buscado refugio, también fue bombardeada por Israel, hubo seis muertos y decenas de heridos, una cifra que comparada con las más de quinientas víctimas mortales del ataque al hospital parece irrelevante. Pero no lo es.  El ataque a la escuela de la UNRWA, práctica por lo demás habitual en las anteriores ofensivas israelíes, es crimen de guerra, como lo es disparar contra las ambulancias, más de 20 en estos días, matar a trabajadores humanitarios, 14 empleados de UNRWA muertos, a periodistas, 17 informadores locales muertos, o impedir la entrada de agua, combustible, suministro eléctrico, alimentos y material sanitario a más de dos millones de personas cercadas en una franja de 365 kilómetros cuadrados entre el mar y la valla que separa a Gaza de territorio israelí.

Pero ahora, al parecer, la cuestión clave es determinar quién disparó el misil que provocó la matanza en el hospital Al-Ahli y, dado que ni la versión israelí ni la de Hamás son fiables, habrá que esperar el dictamen de una comisión independiente que investigue sobre el terreno lo sucedido. O sea, cuestión como mínimo de meses, ya que lo más probable, a juzgar por experiencias anteriores, es que Israel no permita la entrada de ningún equipo investigador en el territorio de la Franja o lo dilate tanto que al final la comisión no tenga sentido.
Un ejemplo muy ilustrativo: lo ocurrido en abril del 2002 durante la operación militar "Cinturón defensivo", en la que el ejército israelí ocupó de nuevo las ciudades de Cisjordania, entre ellas el campo de refugiados de Jenin que durante tres semanas fue bombardeado mientras la población permanecía sometida a toque de queda sin siquiera poder socorrer a los heridos que se desangraban en las calles. Cuando los primeros periodistas llegamos allí, los habitantes del campamento escarbaban la tierra sacando cadáveres con las manos, ya que el ejército israelí aún impedía el acceso por carretera a los convoyes con material de rescate y ayuda humanitaria.  El número de muertos, según Israel, no llegaba a los 30, según los supervivientes se contaba en centenares. De modo que el 19 de abril de 2002, un día después de la salida del ejército israelí del devastado campamento, el Consejo de Seguridad de la ONU aprobó la resolución 1405 en la que se pedía al Secretario General que formase un equipo de "clarificación de los hechos".

El 22 de abril, Kofi Annan presentó el equipo que estaba encabezado por el finlandés Mati Ahtisaari. El equipo se reunió en Ginebra con la intención de salir hacia Jenin el 25 de abril.

El gobierno israelí rechazó esa fecha. La salida del equipo se pospuso al 27 de abril.
El día 27, Israel presentó una nueva serie de alegaciones, entre ellas que el tema tenía que ser debatido en la reunión del Comité Ministerial de Seguridad Nacional de su gobierno que, dado que comenzaba el Sabbat, no tendría lugar hasta el 30 de abril.

El 30 de abril el Comité Ministerial para la Seguridad Nacional de Israel emitió el siguiente comunicado: "Israel ha presentado a Naciones Unidas una serie de cuestiones esenciales que requieren ser examinadas detenidamente. En tanto estas cuestiones no se hayan resuelto el equipo de clarificación de los hechos no podrá iniciar su trabajo". El 3 de mayo el equipo que nunca llegó a Jenin fue desmantelado.

Otro ejemplo más reciente es el del asesinato de la corresponsal de Al Jazeera, la periodista palestino-estadounidense Shereen Abu Akleh cuando cubría una incursión del ejército israelí en Jenin. Pese a que los testimonios de los testigos no dejaban lugar a dudas sobre cómo se produjeron los hechos, se tardó casi un año en dictaminar que el autor del disparo mortal había sido un soldado israelí y no milicianos palestinos como Israel alegaba. Para entonces el caso había dejado de ser noticia en los medios.

Un viejo y conocido truco de la manipulación informativa consiste en demorar al máximo el impacto de una noticia negativa para nuestros intereses. Y un modo de demorar ese impacto es primero negar la veracidad de la noticia y cuando eso sea imposible sembrar dudas sobre la autoría del hecho.  Así durante un tiempo la noticia por muy estremecedora que sea quedará en suspenso a la espera de un hipotético futuro dictamen que difícilmente, debido al paso del tiempo, podrá incidir en la realidad en la que los hechos sucedieron.

De modo que no soy muy optimista respecto a la eficacia de una futura comisión independiente, aunque sí creo que hay que exigirla y luchar por ella y forzar a las partes, especialmente a quien tiene poder para boicotearla, en este caso sin duda Israel, a respetar su trabajo y sus conclusiones. Pero no hay que delegar todo en ella. No existe solo la versión de Israel y la de Hamás. Están los testimonios de los supervivientes que pueden examinar los restos del proyectil y determinar si es un misil o un cohete y si la capacidad destructiva del arma empleada se corresponde con uno u otro. Y están sobre todo las circunstancias que acompañaron el ataque.

La misma tarde en la que iba a tener lugar el bombardeo del hospital en la ciudad de Gaza, el ejército israelí había lanzado varias advertencias anunciando que iban a bombardear el hospital Al-Ahli y que este debía ser evacuado inmediatamente. Los médicos y todo el personal sanitario, esos héroes silenciosos que al borde de la extenuación siguen haciendo su trabajo, intentando paliar el horror, rechazaron un ultimátum imposible de cumplir sin poner en riesgo extremo la vida de sus enfermos y sin abandonar a todas las personas que habían buscado refugio en el recinto hospitalario.  El ataque tuvo lugar a las siete de la tarde, hora de Gaza.

Quizás la amenaza que precedió al bombardeo no sea prueba suficiente, pero es un indicio bastante claro. Y es, por sí misma, un crimen.

Artículo completo en Otras miradas


Gaza vive: en esta tierra hay algo que merece vivir


Teresa Aranguren, infoLibre 11 de octubre de 2023

Gaza no siempre fue ese escenario de devastación y pobreza que desde hace décadas vemos en las noticias. A finales del XIX y en la primera mitad del siglo XX, era el lugar que  muchas familias de la burguesía palestina elegían para pasar las vacaciones de verano. Con sus magníficas playas, su clima cálido y su cercanía con Egipto, Gaza era un lugar con atractivo “turístico” antes de que el turismo deviniese fenómeno social, un lugar ideal para solaz y reposo de las clases acomodadas de una sociedad tradicional, en proceso de modernización. Hasta 1948, cuando las milicias armadas del movimiento sionista, ejército israelí a partir de la creación del Estado, llevaron a cabo la gran operación de limpieza étnica en la que cerca de un millón de palestinos fueron expulsados de su tierra. Al territorio de Gaza llegaron entonces decenas de miles de desplazados, sobre todo de la región de Yafa y de Bersheva, el primer campo de refugiados palestinos se estableció en una de sus playas. Setenta y cinco años después, ahí sigue.  En torno al 70% de la población actual de la Franja, más de dos millones de personas en un territorio de 10 kilómetros de ancho por 40 de largo, son refugiados del 48 y sus descendientes. Gaza ostenta el récord de mayor densidad demográfica del mundo, también el de un altísimo nivel de paro, supera el 40%, dos tercios de su población vive por debajo del umbral de la pobreza y precisa de la ayuda de la UNRWA, Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados de Palestina, para subsistir.

Hace 16 años, Dev Weiglass, asesor del entonces Primer Ministro Ariel Sharon, dijo refiriéndose a la población de Gaza: “No les mataremos de hambre pero les vamos a someter a una dieta tan reducida que van a quedar muy delgaditos”. El cinismo de la frase resulta obsceno y no oculta la brutalidad del mensaje. El Sr Weiglass estaba anunciando el bloqueo sobre Gaza. Y la lenta agonía a la que condenaba a sus habitantes. Toda posibilidad de desarrollo económico, incluida la modesta pero exitosa industria del cultivo de flores, frutas y verduras que había sido básica para la economía de la Franja, toda iniciativa empresarial, cultural, artística, deportiva y profesional, todo proyecto vital, quedó aplastado entre los límites de un encierro inhumano.  

Gaza es una gran cárcel a cielo abierto sometida periódicamente a incursiones y bombardeos masivos del ejército israelí:  Lluvias de verano,  2006, Plomo fundido, 2008, Pilar Defensivo, 2012, Margen Protector, 2014,  son los nombres de algunas de las operaciones militares israelíes contra Gaza. En el lenguaje de la potencia ocupante –el lenguaje israelí, que suele ser el de los medios de comunicación occidentales–, son operaciones contra “los terroristas de Hamás”, en la realidad son operaciones de castigo contra la población de Gaza, bastaría ver el número de víctimas civiles, incluida la atroz cifra de niños muertos, para que ese lenguaje tramposo del ocupante dejase de ser el lenguaje habitual en nuestros medios. 
Pese a todo, en Gaza hay maestros que se empeñan en transmitir no solo conocimientos sino algo de seguridad a sus alumnos, médicos que se dejan la vida intentando curar, en medio del estruendo de las bombas, los apagones eléctricos y la carencia de medicamentos, a un enfermo de cáncer o salvar la vida del joven herido que llega desangrándose en brazos de sus amigos, en Gaza hay músicos, grupos de rap, pintores, escritores y poetas y jóvenes que  juegan al futbol o estudian ciencias empresariales soñando que algún día podrán moverse libremente por su tierra y por el mundo.  Pese todo, en Gaza hay vida. 

El horror que todos, los miembros de Hamás en primer lugar, sabemos que va a caer en las próximas semanas sobre las gentes de Gaza, cuenta con la luz verde de Estados Unidos, la impotencia del mundo árabe y la hipócrita pasividad de la Unión Europea
Hace cinco años, en la primavera de  2018, comenzaron las llamadas marchas del retorno, una iniciativa pacífica en la que miles de personas, jóvenes, ancianos, mujeres, hombres, familias enteras, se aproximaron caminando hasta la línea fronteriza con Israel, para reclamar su derecho al retorno. Desarmados y enarbolando banderas palestinas, los manifestantes llegaron a pocos metros de la alambrada que separa Gaza de la llamada tierra de nadie, una zona requisada a sus propietarios palestinos, vaciada de vegetación y edificios y convertida en franja de seguridad donde el ejército israelí patrulla y vigila todo movimiento al otro lado de la valla. Un viernes, 30 de marzo, Día de la Tierra Palestina, tuvo lugar aquella primera marcha con un aire casi festivo, como de romería; al otro lado, protegidos por un gran talud de tierra, se apostaban francotiradores del ejército israelí que dispararon contra los manifestantes, hubo 17 muertos y más de un centenar de heridos, pero las marchas del retorno se mantuvieron, cada viernes, a lo largo de todo un año. Gentes desarmadas frente a los cuerpos de élite de uno de los ejércitos más poderosos del mundo. A final de año el número de víctimas era de 312 muertos, entre ellos varios médicos, periodistas, fotógrafos, una joven enfermera que empujaba la silla de ruedas de un inválido y el inválido al que la enfermera cuidaba y 59 niños, hubo 29.000 heridos, la mayoría con graves amputaciones, entre ellos 3.565 niños, 1.168 mujeres y 104 ancianos. Todos fueron abatidos en territorio de Gaza, en tierra palestina. No hubo ningún soldado israelí herido. Tampoco hubo condena internacional o algo parecido a más una sanción contra Israel. Disparar contra civiles desarmados no es crimen de guerra si la Comunidad Internacional, ese eufemismo con el que nos referimos sin señalar a EEUU y a la UE, decide no verlo. Y no juzgarlo.

En realidad, las marchas del retorno no pretendían cruzar la valla sino aproximarse a ella y gritar al mundo "¡aquí estamos, somos los hijos y los nietos de quienes fueron expulsados de sus casas hace 70 años, no hemos olvidado, no dejaremos que nos olvidéis!". Ese mensaje tantas veces ignorado no es muy distinto al que en estos días han lanzado las milicias de Hamás con su atroz ataque en territorio israelí. El método es el opuesto pero el mensaje es similar, un amigo palestino me lo ha descrito así : “Podéis matarnos pero seguimos vivos y también podemos matar. Ese es el mensaje”.
Matar civiles siempre es un crimen y el letal ataque de Hamás en territorio israelí con más de  un millar de israelíes muertos, es sin duda una acción criminal, tan criminal como la muerte de cientos de miles de civiles en la invasión estadounidense de Irak o como los ataques que periódicamente Israel lanza sobre Gaza con utilización de armas prohibidas como las bombas de fósforo blanco que al parecer el ejército israelí está utilizando de nuevo  en sus bombardeos de respuesta al ataque de Hamás.  La diferencia es que en el primer caso hay condena internacional y castigo, en el caso de Israel y por supuesto en el de EEUU, la norma es la impunidad, la complicidad y la ceguera. El periodista israelí Gideon Levi, una de las pocas pero valiosísimas voces que en Israel denuncian la brutalidad cotidiana de la ocupación, ha tenido el coraje, y hace falta mucho coraje para decir lo que ha dicho en estos días de fuego y furia, de denunciar la ceguera de la sociedad israelí frente a las atrocidades que su ejército lleva a cabo a diario en los territorios palestinos.      
“Pensábamos que se nos permitía hacer cualquier cosa, que nunca pagaríamos un precio ni seríamos castigados por ello.  Arrestamos, matamos, maltratamos, robamos, protegemos a colonos masacradores, disparamos a personas inocentes, les arrancamos los ojos y les destrozamos la cara, los deportamos, confiscamos sus tierras, los saqueamos, los secuestramos de sus camas y llevamos a cabo una limpieza étnica...

 Pensábamos que podíamos seguir rechazando con arrogancia cualquier intento de solución política, simplemente porque no nos convenía emprenderla, y que todo seguiría así para siempre. Y una vez más resultó que no era así. Varios cientos de militantes palestinos traspasaron la valla e invadieron Israel de una manera que ningún israelí podría haber imaginado.  Unos cientos de combatientes palestinos han demostrado que es imposible encarcelar a dos millones de personas para siempre sin pagar un alto precio”. *
El precio sin embargo no sólo lo está pagando Israel, el precio en forma de bombardeos masivos y el asedio total que incluye el corte de suministro eléctrico, gas, agua, material sanitario, medicamentos y alimentos, lo paga también la población de Gaza. Y será un precio mucho más alto. El bloqueo absoluto que el ministro de Defensa israelí, Yoav Galant, anunció horas después de conocerse la dimensión del ataque de Hamás es claramente una estrategia de exterminio. El horror que todos, los miembros de Hamás en primer lugar, sabemos que va a caer en las próximas semanas sobre las gentes de Gaza, cuenta con la luz verde de Estados Unidos, la impotencia del mundo árabe y la hipócrita pasividad de la Unión Europea. La población de Gaza va a ser masacrada una vez más ante los ojos del mundo. Y no pasará nada. La atrocidad del ataque de Hamás refuerza la habitual impunidad de Israel y alienta las voces que piden o exigen la destrucción de Gaza.  
En estos días, un tertuliano muy próximo a las tesis israelíes y cuyo nombre prefiero olvidar, afirmaba con bastante contundencia que Gaza va a desaparecer; luego –quizás consciente de la brutalidad de su frase– ha matizado: "bueno, Gaza tal como la conocemos ahora va a desaparecer". Estoy casi segura de que el tertuliano cuyo nombre prefiero olvidar nunca ha estado en Gaza ni conoce a nadie ni nada de este pequeño rincón en el extremo oriental del  mediterráneo, si no, sabría o debería saber que las gentes de Gaza tienen una impresionante fortaleza, que son capaces  de resistir las calamidades de la vida sin quebrarse y que a veces hacen chistes de su desgracia y de la brutalidad de los soldados de la ocupación y suelen ser siempre amables con el forastero y hasta son capaces de reír al verse vivos después del bombardeo porque pese a todo, como dice el verso del gran poeta palestino Mahmud Darwish,

“en esta tierra hay algo que merece vivir”.