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domingo, 3 de agosto de 2025

Carta de Najat, hija de refugiados palestinos en Italia, a la senadora Liliana Segre, superviviente del Holocausto

 

Sra. Liliana Segre:

Usted está molesta porque se utiliza la palabra “genocidio” para la masacre de Gaza, como si esta palabra fuera un privilegio, una insignia de honor, o incluso una exclusividad.

Créame, los palestinos no hemos robado la palabra, ni queremos hacerlo. En todo caso, fueron quienes ustedes conocen bien quienes la hicieron a la medida de nuestro cuerpo, de nuestra firmeza y de nuestra adhesión a nuestra tierra.

Pero como usted también puede ver, ¡las letras de esta palabra están empapadas de nuestra sangre, nuestras lágrimas y nuestro dolor! En esta palabra se puede oír el eco de la explosión de casas, hospitales, iglesias, mezquitas mientras estamos condenados a oír incluso las risas de los soldados israelíes cuando bombardean indiscriminadamente y luego lo celebran como si fuera un juego para ellos. Retire la palabra «genocidio», querida señora, a cambio de devolvernos más de 30.000 vidas.


 

Recupere esta palabra y devuélvanos a Hind, la niña de sólo 7 años a la que el mundo entero oyó llorar en su coche durante días, rodeada por los cadáveres de sus familiares y los tanques israelíes.

Recupérela y devuélvanos a Yazan, de 6 años, que murió de desnutrición porque Israel bloquea el acceso de la ayuda humanitaria.

Recupérela y devuélvanos a Mohammed, de 16 años, quemado vivo.

Recupérela y devuélvanos a Mustafa, de 14 años, asesinado cuando iba a la escuela.

Recupérela y devuélvanos a Rami, de 13 años, que celebraba el Ramadán con fuegos artificiales.

Recupérela y devuélvanos a Ahmed, de 8 años, que murió sólo porque reclamaba un saco de harina.

Recupérela y devuélvanos los miembros de nuestros hijos, sus ojos, sus brazos, sus piernas e incluso su sonrisa despreocupada.

Y nosotros, querida Segre, prometemos que nunca más utilizaremos la palabra «genocidio» en nuestra lengua. Si hay algo que nos gustaría por encima de todo, es no tener que utilizar esta maldita palabra. Simplemente porque somos un pueblo que ama la vida y merece la vida...

Najat,17 de marzo de 2024


 

Esta carta abierta dirigida a la senadora vitalicia italiana Liliana Segre, superviviente del Holocausto, respondía a unas declaraciones de esta última en la que afirmaba:

"Cuando se mata de hambre a una población, existe el riesgo de llegar a lo indecible. Ver a Israel hacerlo es desgarrador. Pero el uso de ese término es complaciente. La insistencia en imponerlo a todo el mundo, principalmente a los judíos, es morbosa".

Liliana Segre, nacida en 1930 en Milán, fue expulsada de su escuela a raíz de la promulgación de las Leyes raciales italianas del régimen de Mussolini en 1938. Cuando su familia intentó refugiarse en Suiza, fueron rechazados en la frontera y, tras ser detenidos al día siguiente por la policía italiana, fueron deportados a Auschwitz. Allí encontraron la muerte su padre y sus abuelos paternos. Liliana salvó su vida realizando trabajos forzosos en una fábrica de munición dependiente de Siemens. De los 776 niños italianos menores de catorce años deportados, solo sobrevivieron 36, entre ellos Liliana. En 2018 fue nombrada senadora vitalicia por el presidente de la República italiana.

martes, 26 de diciembre de 2023

Judith Butler: fragmentos de su conferencia de 7 de febrero de 2013 en el Brooklyn College sobre Palestina y el movimiento BDS

 

Entre los escritores y políticos que han manifestado su apoyo al movimiento BDS de Boicot, Desinversiones y Sanciones al Estado de Israel sobresale la filósofa estadounidense de origen judío Judith Butler, de la que recogemos algunos fragmentos de su intervención con Murid Barghouti en el Brooklyn College, conferencia que provocó una gran polémica en los medios universitarios norteamericanos debido a las presiones del lobby proisraelí para que se suspendiera.


Entonces comencé a tomar conciencia y poco a poco me fui convenciendo de que la fundación de Israel se basaba en un crimen contra los palestinos. Después siguieron otros crímenes. La opresión de los

palestinos —que perdieron sus tierras, cuya vida cotidiana se ve perturbada por la ocupación, que siguen viviendo hoy en un estado de depresión permanente— es algo de lo que debemos ocuparnos.

La opresión existe en todo el mundo, pero hay cierto número de cosas que hacen que el conflicto israelo-palestino sea especial. En primer lugar, Israel se presenta ante el mundo como una democracia, un país similar a cualquier otro Estado occidental, cuando de hecho está cometiendo crímenes contra la humanidad. Ha creado un Estado que está dividido según criterios raciales, como el régimen del apartheid en Sudáfrica. Europa y los Estados Unidos lo sostienen en el plano militar y financiero. Hay por tanto una enorme hipocresía: ayudamos a un país que dice ser una democracia, le apoyamos de todas las maneras posibles, y eso que está implicado en crímenes contra la humanidad. ...

La Ley del Retorno israelí se extiende a todos los judíos que viven en la diáspora, lo que significa que si no fuera por mis ideas políticas también yo sería candidata a convertirme en ciudadana de ese Estado. En paralelo, a los palestinos que solicitan el derecho al retorno se les niega. Quienes sostienen que es porque debe preservarse «la superioridad demográfica judía» tienen que preguntarse si eso no es incompatible con los principios democráticos. Si la respuesta es que «los judíos solo estarán seguros si conservan su condición de mayoría», habrá que recordarles que un Estado que se afana por mantener dentro de sus fronteras a un grupo en permanente situación de minoría privada de derechos, que rechaza ofrecer una reparación o el retorno a la población expulsada de sus tierras y hogares, que subyuga a más de 4 millones de personas bajo ocupación sin derecho a desplazarse ni garantías legales ni autodeterminación política, y que a otros 1,6 millones les somete a estado de sitio en Gaza, bajo racionamiento, administrando el desempleo, bloqueando los materiales de construcción para reconstruir las viviendas y las instituciones bombardeadas, aumentando su vulnerabilidad con bombardeos indiscriminados que ocasionan daños y muerte generalizados, habrá que recordarles que cualquier Estado que actúe así engendra un movimiento de rechazo.

Otra de las objeciones que se nos ha planteado es que con el BDS viene un segundo holocausto. Hay que tener mucho cuidado a la hora de usar así el Holocausto, porque convertir el término en un arma para estigmatizar la disidencia política deshonra la memoria de más de 6 millones de judíos y otros 4 millones de gitanos, homosexuales, personas discapacitadas, comunistas y enfermos físicos y mentales masacrados. Judíos o no, debemos mantener intacta y viva esa memoria histórica, y rechazar tanto el revisionismo como que se explote políticamente. No se puede explotar ni reavivar el trauma de las atrocidades de Hitler para acusar y silenciar a quienes sostienen opiniones políticas diferentes, incluyendo las críticas legítimas al Estado de Israel. Tales prácticas no solo instrumentalizan y degradan la memoria del genocidio nazi, sino que contribuyen a que se generalice cierto cinismo cuando surgen acusaciones de antisemitismo y posibles premoniciones de un nuevo genocidio.

Después de todo, cuando estas expresiones se intercambian como munición de guerra, se convierten en toscos instrumentos de censura y autolegitimación y dejan de dar nombre y aludir a la terrible realidad política que las dotó de significado. Cuanto más se explotan tácticamente tales acusaciones e invocaciones, más escéptica y cínica se vuelve la opinión pública sobre su verdadero uso y significado. Hacerlo implica violar ese episodio de la historia, insultar a la generación de supervivientes y volver a poner en circulación con hipócrita vehemencia un asunto traumático —en una especie de frenesí sádico, para decirlo sin rodeos— con el único fin de defender y legitimar el régimen de un Estado altamente militarizado y represivo. Sobre el uso del Holocausto para legitimar el carácter destructivo y militar israelí, Primo Levi escribió en 1982: «Niego toda validez a esa defensa».

La conferencia se recoge en el libro BDS por Palestina (págs. 231-247).

Vídeos subtitulados sobre Palestina