viernes, 10 de noviembre de 2023

Libros con Palestina: declaración en solidaridad con Gaza, 2023

 COMUNICADO PÚBLICO

Libros con Palestina: declaración en solidaridad con Gaza, 2023


Una tormenta de fuego y odio castiga a Palestina. Miles y miles de personas pierden todos los días en Gaza sus hogares, escuelas, hospitales... sus vidas. Un inmenso dolor se añade al de siempre, el que comenzó hace 75 años con la expulsión en masa de un millón de habitantes para crear por la fuerza militar el Estado de Israel en 1948. No es solo una guerra, es pura limpieza étnica, es un genocidio.

En "Libros contra la Guerra", una red de librerías y editoriales puestas en pie contra las guerras que reune a una multitud de proyectos culturales comprometidos con la desmilitarización social, la justicia y la veracidad, nos negamos a ser parte del encubrimiento sistemático de décadas de colonización israelí que ha arrastrado a Palestina a una desgracia infinita. Hoy presenciamos un nuevo capítulo de la "Nakba", de la catástrofe, con las fuerzas de ocupación israelíes cometiendo ataques aéreos mortíferos en la Franja de Gaza, intensificando su bloqueo ilegal que dura ya 16 años, cortando el suministro de agua, combustible y otros bienes esenciales. Además, las fuerzas israelíes han detenido a más de 2.000 personas en la Cisjordania ocupada incrementando el uso de la tortura y otros malos tratos y negando a quienes detienen y a las presas en cárceles israelíes —6.800 personas— el acceso a visitas familiares y a ayuda médica. Mientras escribimos esta declaración, 1,5 millones de habitantes de Gaza, la mayoría refugiadas allí por agresiones israelíes anteriores, han sido desplazadas de sus casas a medida que el bloqueo israelí las priva de alimentos, agua, combustible y suministros médicos básicos, y más de 10.000 han sido asesinadas en todo un mes de bombardeos, 4.200 menores de edad, niñas y niños. Hoy, en un contexto occidental de auge del fascismo, hacemos un llamamiento a la honestidad sobre el pasado y el presente. Exigimos libertad y justicia para Palestina.

En este momento crítico, debemos utilizar todas nuestras herramientas culturales para detener el exterminio de Palestina y sus gentes. Los crímenes del Estado de Israel se apoyan en la destrucción progresiva de la memoria palestina, incluida la destrucción de archivos de su historia, y en una ola creciente de desinformación, la última de una larga campaña para normalizar los asentamientos y la violencia israelíes y, finalmente, conseguir adueñarse de todas las tierras palestinas. Quienes vivimos en países con gobiernos aliados de Israel tenemos la obligación especial de fortalecer el conocimiento público sobre la colonización de Palestina y sus dramáticas consecuencias, y luchar contra el olvido premeditado, la desinformación y la mentira.

Llamamos a:
- Informarse sobre el contexto histórico y las causas fundamentales de los acontecimientos actuales.
- Desconfiar de la supuesta neutralidad informativa. Muchas fuentes de noticias se esfuerzan por presentar las afirmaciones de cada «parte» sin una investigación o contexto independiente, lo que permite propagar la desinformación y encubrir la naturaleza de los acontecimientos actuales.
- Manifestarse contra la censura y apoyar a quienes quieren silenciar por hablar con honestidad sobre la situación en Palestina arriesgando sus profesiones y derechos.
- Que se defienda el derecho a la información y, en coherencia, se restablezca el acceso a Internet en Gaza, junto a todas las demás disposiciones humanitarias.
- Frenar la propaganda de guerra israelí con el desarrollo de programas y actividades en cualquier ámbito cultural y educativo o de enseñanza que incluyan voces palestinas y corrijan narrativas distorsionadas.
- Respaldar la campaña Palestina de «Boicot, desinversión y sanciones» (BDS) que busca presionar al Gobierno israelí para que cumpla con los estándares de derecho internacional, recomendaciones y resoluciones de organismos internacionales como las Naciones Unidas.
- Participar en las movilizaciones de protesta y solidaridad con Palestina.

Exigimos:
- Que nuestro gobierno denuncie con rotundidad las contravenciones israelíes del derecho internacional, las persiga judicialmente por tratarse de crímenes de lesa humanidad, y en coherencia, ponga fin al comercio de armamento con Israel. Solo en 2023, el Reino de España ha comprado material militar a Israel por valor de 300 millones de euros, unido a otros 700 millones comprometidos en adquisición de armamento para los próximos años.
- La entrada inmediata de ayuda humanitaria a Gaza, el cese de los ataques y el fin definitivo del asedio.
- El fin total y completo de la ocupación israelí y el respeto al derecho al retorno de todas las personas palestinas exiliadas.

La libertad en Palestina está estrechamente vinculada a la lucha global contra el racismo y la creciente islamofobia, estas fuerzas se interponen en el camino hacia la liberación mundial. Como proyectos culturales que nos esforzamos por fomentar el diálogo, el aprendizaje y el pensamiento crítico, derribar estas barreras es nuestro mayor deseo. Necesitamos estrategias y tácticas que funcionen a largo plazo, que puedan guiarnos en la acción de forma efectiva. Desde esta perspectiva, nos comprometemos a difundir voces de todas las procedencias que exigen una solución política y noviolenta del conflicto, incluso cuando esta parece estar más lejos y cuando desde los poderes estatales y los grandes medios de comunicación siguen empeñados en hacernos creer que todo empezó el pasado 7 de octubre. Creemos que es posible analizar las causas y las consecuencias de lo que está pasando sin asumir con resignación que la violencia es la única solución posible. La ocupación y la guerra para perpetuarla es un crimen contra la humanidad. ¡Del río al mar, Palestina será libre!".

11 de noviembre de 2023

Libros-con-Palestina


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NOTA: Adjuntamos la imagen que usaremos a modo de símbolo de esta campaña cultural.
Se trata de una adaptación realizada para la ocasión de Handala, el personaje icónico del dibujante palestino Naji al Ali (1938-1987), asesinado de un disparo en el rostro en Londres donde vivía exiliado.
Handala representa a un niño refugiado palestino, empobrecido y descalzo, que nos da la espalda mientras es testigo de la ocupación y de la violencia israelí. Handala es una representación simbólica de quien lo creó y de quienes sufren lo mismo, nació con diez años y siempre tendrá diez años. Esa es la edad que su autor tenía cuando salió a la fuerza de Palestina y sólo crecerá cuando regrese a su tierra. Las normas de la naturaleza no se cumplen en Handala, porque su vida sólo será natural cuando pueda volver a su hogar.
Su nombre proviene de Al Handal, el nombre árabe de una planta de raíces tan profundas que siempre vuelve a crecer aunque la arranquen y que da un fruto tan amargo que ni los animales más hambrientos del desierto lo comen, encarna la amargura, la resistencia y la dignidad.

Resistir en Gaza, por Teresa Aranguren

 Resistir en Gaza, por Teresa Aranguren


“Lo peor es no estar con los tuyos y escuchar que están bombardeando el barrio y que tu casa familiar ha sido destruida y que alguien muy cercano a ti figura entre los heridos o los muertos”.

“Esta maldita guerra terminará y nuestra casa no volverá a nosotros y nosotros no volveremos a casa. Las fuerzas de ocupación israelíes la han bombardeado y la han destruido por completo. Esto no significa en absoluto que la casa ya no sea el espacio para nuestros sueños, nuestro amor, nuestra amistad, nuestros gritos, nuestro miedo, nuestro aburrimiento, nuestra ansiedad, nuestras canciones, nuestras mochilas de la escuela, nuestras ideas, nuestras risas, nuestras conversaciones y nuestras diferencias. La casa seguirá siendo el lugar que acoge todo lo que sentimos y pensamos. Quien construyó esta casa construirá otras una y otra vez. Somos tan duraderos como lo ha sido el olivo durante miles de años, sobreviviendo hasta nuestro último aliento. Pese a todo lo que está ocurriendo y lo que va a ocurrir, nunca nos rendiremos, seguiremos aquí firmes en nuestra tierra, renaceremos de los escombros como el ave Fénix, permaneceremos aquí como el olivo con sus raíces en la tierra y sus ramas acariciando el cielo…”.

Olivo-símbolo-de-Palestina


Este texto lo escribe Muhammad Salha, amigo de mi hijo David, quien todas las mañanas le envía un WhatsApp para saber si sigue vivo. Casi siempre contesta con un escueto “aún vivos” pero, de vez en cuando, envía un texto como el que encabeza este artículo, es su modo de romper el cerco que los mantiene incomunicados y aislados del mundo y es también un mensaje de resistencia. A veces tarda varios días en contestar al WhatsApp de David y entonces la duda es si su silencio se debe a falta de batería para el móvil o de aliento para seguir respirando.

Muhammad Salha ha cumplido ya los 40 años, está casado, tiene cinco hijos, los dos mayores de un anterior matrimonio, los otros tres del actual. Desde que comenzaron los bombardeos ha perdido a 12 familiares y a casi todas sus amistades, entre ellas su exesposa con quien mantenía una relación muy estrecha. Es un amante del teatro y de toda actividad artística, una especie de promotor cultural que, en 2014, tras los bombardeos israelíes de aquel verano (más de 2.500 muertos, un tercio de ellos niños) organizó, en colaboración con una oenegé de Cataluña, una gira de payasos, entre ellos mi hijo, por la devastada ciudad de Gaza. De aquella gira proviene su amistad.
La casa de Muhammad, construida, según sus palabras, a la medida de sus sueños y su amor, estaba en un barrio de clase media de la ciudad de Gaza, pero, tras el inicio de los bombardeos, decidieron abandonarla y trasladarse a la vivienda de unos parientes en una zona que parecía un poco más segura, si es que el término “segura” tiene algún sentido ahora en Gaza. Dos días después de su traslado, la casa fue bombardeada.

Entonces escribió ese texto que envió por WhatsApp a David y cuya última frase es toda una declaración de vida, de amor a la vida. Y a la tierra. “Cuando todo esto pase, nos quedaremos aquí hasta que el dolor desaparezca, viviremos aquí y la música será dulce”.

Como ya no hay trabajo que no sea el de sobrevivir o ayudar a que otras personas sobrevivan, Muhammad acude todos los días al hospital Shifa, el más importante de Gaza, para ayudar al exhausto personal sanitario que, sin apenas medicamentos ni material sanitario, trata de hacerse cargo no solo de las personas enfermas y heridas sino de las más de 12.000 desplazadas que han buscado refugio en las inmediaciones del centro hospitalario, con la vana esperanza de que las bombas respeten ese lugar destinado a paliar el dolor y combatir a la muerte. En realidad, el hospital Shifa y todos los hospitales de la zona norte y de la ciudad de Gaza están amenazados por el Ejército israelí. La orden es “evacuad el hospital y marchad todos hacia el sur, si no lo hacéis, moriréis porque vamos a bombardear el edificio”.
El método se parece demasiado al que en 1948 emplearon las milicias armadas del movimiento sionista para expulsar a la población palestina de sus tierras. La fórmula, tal como lo han explicado en más de una ocasión militares israelíes que participaron en aquellas operaciones, consistía en rodear una localidad y lanzar con altavoces este mensaje: “Abandonad vuestras casas inmediatamente, tenéis dos horas para salir del pueblo, si no os pasará lo mismo que a los de Deir Yassin”*. 75 años después, la historia se repite.

Veo en las noticias la imagen atroz de hombres escarbando la tierra con las manos y sacando de entre los escombros cuerpos ensangrentados de niños y niñas. Uno de esos hombres con el rostro casi blanco por el polvo grita a cámara: “Mi abuelo ya vivió esto mismo, pero ahora no nos iremos, aunque nos maten a todos, no nos iremos”.

Lo que el Ejército israelí está llevando a cabo en Gaza no es una operación para acabar con Hamas, al menos no es ese su único ni siquiera su principal objetivo; la estrategia de exterminio y terror que el Ejército israelí está llevando a cabo en Gaza tiene como objetivo “vaciar” de población palestina la mitad norte de la Franja y anexionarse el territorio. Si nadie lo impide y no parece que nadie vaya a impedirlo, Gaza será reducida a escombros y de la noche a la mañana cerca de un millón de personas se convertirán en refugiadas. Porque ahora, como entonces, Israel no permitirá que regresen a sus hogares. Y ahora, como entonces, el crimen de lesa humanidad de la limpieza étnica quedará impune.

Wafaa Abu Hajjaj tiene 33 años, está soltera y es periodista freelance. Vive en la ciudad de Gaza, cerca del hospital Shifa, el más importante de la Franja y ha decido quedarse allí, haciendo su trabajo de periodista. “Quiero recopilar los testimonios de la gente que ha venido hasta aquí buscando un lugar más seguro. Hay miles de personas instaladas en las cercanías del hospital, muchas ya no tienen un hogar donde refugiarse porque sus casas han sido destruidas por las bombas, otras han llegado trayendo varios familiares heridos… Desde que un portavoz del Ejército israelí anunció que el hospital era objetivo militar y que tenía que ser evacuado y que toda esta gente tenía que ir hacia el sur, sabemos que en cualquier momento pueden bombardearnos, pero nos quedamos aquí… Vamos a continuar informando, ese es nuestro mensaje, pase lo que pase voy a seguir filmando, pese a los continuos apagones, las desconexiones de internet y de la telefonía, voy a seguir filmando y enviando al mundo las escenas que muestran los crímenes de la ocupación, voy a seguir contando al mundo lo que está pasando…”, cuenta.

Desde el inicio de la ofensiva israelí en Gaza, 34 periodistas de Palestina han muerto por disparos o bombas del Ejército israelí. No hay prensa occidental en el interior de la Franja, Israel impide la entrada de periodistas. No es algo excepcional, cerrar el paso de los medios de comunicación a la zona donde va a realizar una operación militar es práctica habitual del Ejército israelí. Y no ocurre solo en la bloqueada Gaza.

En el año 2002 durante una operación militar que Israel denominó “cinturón defensivo”, casi todas las ciudades de Cisjordania, Ramalla, Nablus, Tulkaren, Jenín, Belén, permanecieron durante semanas ocupadas por el Ejército israelí, sometidas a toque de queda y totalmente aisladas del mundo. Ni Cruz Roja, ni organizaciones humanitarias, ni representantes de Naciones Unidas, ni cuerpo diplomático ni por supuesto los medios de comunicación pudieron entrar. La única forma de saber lo que ocurría era hablar por el móvil con alguien de dentro de la ciudad. Así supimos que gran parte del campo de refugiados de Jenín estaba reducido a escombros y que había heridos desangrándose en las calles que nadie podía socorrer porque francotiradores del Ejército disparaban a todo el que salía de casa. Pero los móviles de entonces servían para hablar y poco más, no tenían cámaras para filmar lo que estaba pasando, así que de aquella operación atroz en Cisjordania no hay imágenes. Y aunque las investigaciones de organismos como Human Rights Watch dieron cuenta de graves crímenes de guerra cometidos por el Ejército israelí, nada de aquello se vio. La imagen de una joven enfermera muerta junto al cuerpo del herido al que intentó socorrer o la del anciano en silla de ruedas que enarbolaba una banderita blanca y cuyo cadáver tiroteado fue aplastado después por un tanque israelí no recorrieron las redacciones de los medios y no conmovieron a la opinión pública porque esas imágenes no existen, existe el testimonio y el relato, pero no la imagen del crimen. Por cierto, en Cisjordania no actuaba Hamás.

“Lo peor es no estar con los tuyos y escuchar que están bombardeando el barrio y que tu casa familiar ha sido destruida y que alguien muy cercano a ti figura entre los heridos o los muertos”, escribe Wafaa Abu Hajjaj en el último mensaje recibido, poco antes de que las conexiones a internet y la telefonía móvil fueran bloqueadas por Israel durante varios días.

Entre el 7 de octubre y el 5 de noviembre, más de 10.000 personas han sido asesinadas y más de 22.911 han resultado heridas, según datos Según el Ministerio de Salud Palestino. A esta cifra se suman las 2.000 personas reportadas como desaparecidas, presumiblemente bajo los escombros de edificios destruidos, entre ellas 1.100 niños y niñas. La UNRWA (Agencia de Naciones Unidas para los y las refugiadas palestinas) informa de 690.000 personas desplazadas que han buscado refugio en 149 instalaciones de UNRWA en toda la Franja, de ellas unas 160.000 se alojan en 57 edificios de UNRWA en el norte y en ciudad de Gaza, donde el Ejército israelí prohíbe la llegada de ninguno de los pocos camiones que entran por el paso de Rafah, fronterizo con Egipto. La agencia advierte que ya no puede prestar servicio a las personas refugiadas en esa zona. Israel impide la entrada de combustible indispensable para el funcionamiento de los hospitales y las desaladoras de agua.
Hace varios días que no llega ningún mensaje de Muhammad. Tras el gran apagón informativo por la desconexión de internet y la telefonía móvil, las comunicaciones se han restablecido con dificultades. Quiero creer que esa es la razón de su silencio.

Este es su último mensaje: “Durante un momento perdí mi humanidad y empecé a pensar en tomar venganza y deseé matar a aquellos que nos están haciendo esto porque mis sentimientos están confusos y no puedo controlar mis emociones. Pero prefiero seguir siendo Muhammad, el ser humano, Muhammad el que rechaza la violencia, Muhammad el padre cariñoso, el amigo fiel, el compañero divertido. Soy un ser humano y seguiré siendo un ser humano”.

La estrategia de exterminio sigue adelante ante los ojos del mundo. Quizás dentro de diez o veinte años, muchos se pregunten ¿cómo fue posible aquello?, ¿cómo lo consintieron?, ¿cómo nadie paró el genocidio?

Y no podremos decir, como en otro tiempo se dijo en Europa, que no sabíamos.

Artículo completo en Pikara Magazine

martes, 7 de noviembre de 2023

BIBLIOTECARIOS Y ARCHIVEROS CON PALESTINA SE SOLIDARIZAN CON GAZA DESDE ESTADOS UNIDOS

 Bibliotecarios y archiveros con Palestina: Declaración sobre Gaza 2023

Estamos siendo testigos de un genocidio en Palestina. 75 años después de la Nakba, la expulsión masiva de casi un millón de palestinos de sus hogares para crear el Estado de Israel en 1948.



Como grupo de libreros, bibliotecarios, archiveros y otros trabajadores de la información comprometidos con la justicia en Palestina, hemos trabajado para comprender cómo se ha distorsionado la historia para encubrir décadas de colonización israelí. Visitamos los restos de la aldea norteña de Saffourieh, una de los cientos de aldeas arrasadas para destruir la memoria de sus habitantes. Escuchamos a nuestros colegas palestinos hablar sobre la destrucción de sus archivos y su lucha por preservar los documentos comunitarios que conectan a los palestinos con su tierra. Hoy somos testigos de un nuevo capítulo de la Nakba, cuando las fuerzas de ocupación israelíes llevan a cabo ataques aéreos en la Franja de Gaza y ahora también en Cisjordania. En el momento de escribir este artículo, 1,5 millones de residentes de Gaza, la mayoría de los cuales son refugiados de agresiones israelíes anteriores, han sido desplazados de sus hogares a medida que el bloqueo los priva de alimentos, agua, combustible y suministros médicos esenciales. Hoy hacemos un llamamiento a la honestidad sobre el pasado y el presente. Por encima de todo, pedimos libertad y justicia para los palestinos.

La lucha inquebrantable del pueblo palestino por la libertad está respaldada por la memoria colectiva palestina que décadas de exilio y represión no han logrado erradicar. Este recuerdo se conserva en las llaves de las casas que todavía llevan al cuello, en historias orales y archivos familiares, en las obras de artistas y escritores, y en los llamamientos de los refugiados que resuenan hoy en todo el mundo. Junto a todos aquellos que preservan y honran esta historia, ofrecemos especial solidaridad a nuestros colegas bibliotecarios y archiveros en Palestina.

En este momento crítico, debemos utilizar nuestras herramientas como trabajadores de la información. El apoyo a las actuales acciones de Israel se basa en una creciente ola de desinformación, la última de una larga campaña para normalizar los asentamientos y la violencia israelíes. Aquellos de nosotros que vivimos en países que apoyan a Israel tenemos la obligación especial de fortalecer nuestro conocimiento de los medios de comunicación y combatir la desinformación.

Hacemos un llamamiento a todos a tomar las siguientes medidas:

  •      Informarse sobre el contexto histórico y las causas fundamentales de los acontecimientos actuales para que vuestras acciones y palabras estén bien documentadas.
  •      Desconfiar del “sesgo de neutralidad”. Muchas fuentes de noticias se esfuerzan por presentar las afirmaciones de cada “parte” sin una investigación o contexto independiente, lo que permite propagar la desinformación y encubrir la naturaleza de los acontecimientos actuales.
  •      Manifestarse contra la censura y apoyar a los académicos, activistas y periodistas que han hablado sin tapujos sobre la situación en Palestina y arriesgan pérdidas profesionales y maniobras para silenciar sus voces.
  •      Mantener estas difíciles conversaciones con vuestra comunidad y denunciar el trato que Israel da a los palestinos.


Recomendamos
Descolonizar Palestina como un punto de partida accesible para aprender más sobre Palestina. Los bibliotecarios y archiveros de Palestina han desarrollado una lista de recursos para fuentes de información y estudios adicionales.

Finalmente, afirmamos que la libertad en Palestina está estrechamente vinculada a la lucha global contra el racismo y el imperialismo. Estas fuerzas se interponen entre nosotros y un mundo en el que todas las personas puedan intercambiar información e ideas. Como trabajadores de la información que nos esforzamos por fomentar el diálogo y el aprendizaje, derribar estas barreras es nuestro mayor deseo. Desde esta perspectiva, apoyamos firmemente el derecho de todas las personas a resistir la opresión.

En apoyo a nuestros colegas en Palestina, en apoyo al pueblo palestino y en apoyo de la justicia para todos, formulamos las siguientes demandas:

  •      Exigimos que se defienda el derecho a la información como un componente esencial de la libertad humana y pedimos a los grupos de derechos humanos y agencias gubernamentales que presionen para restablecer el acceso a Internet en Gaza, junto con otras disposiciones humanitarias.
  •     Instamos a la comunidad internacional de trabajadores de la información a que respalden el llamamiento palestino al boicot, la desinversión y las sanciones (BDS) y que los trabajadores estadounidenses conozcan los intentos de legislar contra el BDS, que constituyen serias amenazas a los derechos de la Primera Enmienda.
  •      Hacemos un llamamiento a todos los trabajadores de la información para que se informen sobre la propaganda de guerra israelí y se esfuercen en combatirla mediante acciones como el desarrollo de colecciones, programación pública y enseñanza universitaria que incluyan voces palestinas y corrijan narrativas distorsionadas.
  •      Insistimos en que nuestros gobiernos pongan fin a la ayuda militar a Israel, al encubrimiento diplomático de las contravenciones israelíes del derecho internacional y a todas las demás formas de apoyo a la ocupación de tierras palestinas.
  •      Exigimos la entrada inmediata de ayuda humanitaria a Gaza, el cese de los ataques y el fin definitivo del asedio.
  •      Exigimos el fin total y completo de la ocupación israelí y el respeto al derecho al retorno de todos los palestinos.


Sólo aplicando estas condiciones se podrá lograr una paz justa y duradera.


Apoyo:

Asociación de bibliotecas abolicionistas

Biblioteca gratuita Tamarack (Oakland, CA)

Bibliotecarios y Archiveros con Palestina (LAP) es una red de bibliotecarios, archiveros y trabajadores de la información que se solidarizan con la lucha palestina por la autodeterminación. Nuestra red está formada por miembros individuales, un comité directivo y un consejo asesor. Cualquier bibliotecario, archivero o trabajador de la información que acepte nuestros principios puede unirse a la red y luego tendrá la oportunidad de unirse a grupos de trabajo y ayudar con diversos proyectos a corto plazo y en curso. Nuestro comité asesor palestino incluye bibliotecarios, archiveros, trabajadores de la información y activistas que trabajan en bibliotecas públicas, bibliotecas universitarias, archivos, museos y ONG que trabajan en temas que van desde los derechos de los prisioneros hasta la preservación de la memoria cultural.

Fuente: Bibliotecarios y archiveros con Palestina

jueves, 2 de noviembre de 2023

Más de ocho mil artistas de todo el mundo expresan su solidaridad con los palestinos

 

La comunidad artística es diversa y cruza fronteras, nacionalidades, fe y sistemas de creencias. Como artistas, escritores, curadores, cineastas, editores y trabajadores que crean el núcleo en torno al cual giran las instituciones y organizaciones, debemos garantizar que estos sean espacios no sólo seguros, sino también humanos.

Apoyamos la liberación de Palestina y exigimos que cesen los asesinatos y ataques contra todos los civiles, que se establezca un alto el fuego inmediato, que se entregue ayuda humanitaria a Gaza y que nuestros órganos de gobierno dejen de ser cómplices de graves violaciones de derechos humanos y crímenes de guerra.

Exigimos que se rompa de inmediato el silencio institucional en torno a la actual crisis humanitaria a la que se enfrentan 2,3 millones de palestinos en la ocupada y asediada Franja de Gaza. En palabras del Coordinador Humanitario Residente de las Naciones Unidas para el Territorio Palestino Ocupado, “esta es la pérdida de nuestra humanidad si la comunidad internacional permite que esto continúe. Lo que vemos hoy es simplemente inhumano”.

El silencio en este período de crisis y escalada del genocidio no es una posición políticamente neutral. En los últimos años se han dado pasos importantes para abordar institucionalmente la cuestión de la justicia social y la desigualdad. Sus programas artísticos se benefician de estas políticas. Ahora exigimos que continúen y se amplíen para reconocer los crímenes contra la humanidad a los que se enfrenta el pueblo palestino.

Amnistía Internacional, las Naciones Unidas, la Organización Mundial de la Salud y Action Aid han condenado los continuos bombardeos de Gaza, así como los asesinatos y el desplazamiento forzado de sus residentes. Estas organizaciones, entre otras, han indicado que el castigo colectivo infligido a los civiles en Gaza -que incluye el asesinato de trabajadores humanitarios, periodistas y médicos, así como la destrucción de todas las infraestructuras y recursos vitales, cortes de agua, alimentos, electricidad y medicinas– equivale a un crimen de guerra.

Hay abundantes pruebas de que estamos siendo testigos del desarrollo de un genocidio en el que las ya precarias vidas de los palestinos se consideran indignas de ayuda, y mucho menos de derechos humanos y justicia. Con total impunidad, Israel ya ha cometido tres de los cinco actos definidos por la convención de las Naciones Unidas sobre genocidio. Como escribe el historiador israelí y estudioso del genocidio Raz Segal, "Israel también intensificó su asedio de 16 años a Gaza, el más largo de la historia moderna, en flagrante violación del derecho internacional humanitario, hasta un 'asedio completo' ". Esta directiva destinada a la destrucción sistemática de los palestinos y de la sociedad palestina en Gaza proviene directamente del Ministro de Defensa israelí, Yoav Gallant, quien describió a sus objetivos en términos degradados, como “animales humanos”.

Nosotros, los abajo firmantes, rechazamos la violencia contra todos los civiles, independientemente de su identidad, y exigimos el fin de la causa fundamental de la violencia: la opresión y la ocupación. Nos solidarizamos con el pueblo palestino. Hacemos un llamado a las organizaciones artísticas para que muestren solidaridad con los trabajadores culturales y pedimos a nuestros gobiernos que exijan un alto el fuego inmediato y la apertura de los cruces de Gaza para permitir que la ayuda humanitaria ingrese sin obstáculos.

Creemos que las organizaciones e instituciones artísticas cuya misión es proteger la libertad de expresión, fomentar la educación, la comunidad y la creatividad, también defienden la libertad de vida y el derecho fundamental a existir. Les pedimos que rechacen la inhumanidad, que no tiene cabida en la vida ni en el arte, y que pidan públicamente a nuestros gobiernos que pidan un alto el fuego.


[Esta carta se cerró cuando alcanzó los 8.000 firmantes. Estamos abrumados por su apoyo. Encuentre el texto completo en Artforum.com con una lista de 4400 firmantes en el momento de la publicación el 19/10/2023.
Eventualmente estará disponible una lista completa de firmantes: estamos tratando con un gran volumen de datos. Gracias a todos los que suscribieron este llamamiento urgente y por hacer correr la voz entre amigos y colegas. Si desea continuar con su participación o no pudo firmar, considere hacer una donación a Medical Aid for Palestina y continuar esta importante conversación pública, tanto dentro como fuera de las instituciones culturales.]

A Gaza se le acaba el tiempo. Expertos de la ONU exigen un alto el fuego para evitar el genocidio

 

A Gaza "se le acaba el tiempo", advierten los expertos de la ONU, que exigen un alto el fuego para evitar el genocidio

02 noviembre 2023

GINEBRA (2 de noviembre de 2023) - El tiempo se agota para evitar un genocidio y una catástrofe humanitaria en Gaza, advirtieron hoy expertos de la ONU, expresando su profunda frustración por la negativa de Israel a detener sus planes de diezmar la asediada franja de Gaza.

"Seguimos convencidos de que el pueblo palestino corre un grave riesgo de genocidio", afirmaron los expertos. "Ha llegado el momento de actuar. Los aliados de Israel también tienen responsabilidad y deben actuar ahora para impedir su desastroso curso de acción", afirmaron.

Los expertos expresaron su "profundo horror" por los ataques aéreos israelíes contra el campo de refugiados de Yabalia, en el norte de Gaza, el martes 31 de octubre por la noche, en los que al parecer murieron y resultaron heridos cientos de palestinos, y los calificaron de flagrante violación del derecho internacional.

"El ataque aéreo israelí contra un complejo residencial del campo de refugiados de Yabalia es una violación flagrante del derecho internacional y un crimen de guerra. Atacar un campo en el que se refugian civiles, entre ellos mujeres, niños y niñas, es una violación total de las normas de proporcionalidad y distinción entre combatientes y civiles", declararon los expertos.

Los expertos acogieron con satisfacción la resolución de la Asamblea General sobre la protección de los civiles y el cumplimiento de las obligaciones jurídicas y humanitarias, aprobada por una abrumadora mayoría de Estados miembros el 27 de octubre.

"Recibimos la resolución con esperanza, pero la necesidad de actuar es ahora", afirmaron. 

"Todos los indicios apuntan a que hemos llegado a un punto de ruptura", advirtieron los expertos, señalando imágenes de personas tomando desesperadamente harina y otros artículos de primera necesidad de un almacén de la ONU el domingo (29 de octubre), noticias alarmantes de niños obligados a beber agua del mar ante la falta de agua limpia, informes angustiosos de pacientes, incluidos niños, sometidos a cirugía sin anestesia, y personas con discapacidad y personas mayores desplazados y viviendo en tiendas de campaña porque sus casas se han convertido en escombros.

"La situación en Gaza ha alcanzado un punto de inflexión catastrófico", afirmaron, advirtiendo de la acuciante necesidad de alimentos, agua, medicamentos, combustible y suministros esenciales, así como del peligro de riesgos sanitarios inminentes.

La falta de combustible y la interrupción de la infraestructura hídrica debido a los constantes bombardeos durante tres semanas han destruido el acceso al agua potable para la población de Gaza, señalaron los expertos.

"El agua es esencial para la vida humana y, en la actualidad, dos millones de habitantes de Gaza luchan por encontrar agua potable", afirmaron. Los expertos apoyaron firmemente los esfuerzos del Secretario General de la ONU para facilitar el acceso de la ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.

También pidieron la liberación inmediata de todos los civiles cautivos desde que militantes de Hamás atacaron asentamientos israelíes el 7 de octubre.

"Todas las partes deben cumplir sus obligaciones en virtud del derecho internacional humanitario y de los derechos humanos. Exigimos un alto el fuego humanitario para garantizar que la ayuda llega a quienes más la necesitan. Un alto el fuego también significa que pueden abrirse canales de comunicación para garantizar la liberación de los rehenes", afirmaron los expertos.

Expresaron su honda preocupación por la seguridad de los trabajadores humanitarios y de la ONU y de los hospitales y escuelas que proporcionan refugio y servicios médicos vitales a la población de Gaza. También dieron la voz de alarma por la seguridad de los periodistas, los trabajadores de los medios de comunicación y sus familiares, al tiempo que señalaron que Internet y las comunicaciones se han cortado, lo que ha interrumpido las comunicaciones esenciales y la información sobre la situación en Gaza.

"Queremos recordar a todas las partes que el personal y las instalaciones humanitarias y médicas están protegidos por el derecho internacional. Los Estados tienen la obligación de garantizar su seguridad y protección en tiempos de guerra", afirmaron los expertos. "Como ha reiterado en varias ocasiones el Secretario General, Israel y los grupos armados palestinos deben tener en cuenta que incluso las guerras tienen reglas".

Se calcula que en Gaza hay 1,4 millones de desplazados internos, de los que aproximadamente 629.000 buscan refugio en los 150 refugios de emergencia del Organismo de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (UNRWA). La UNRWA informa que 70 trabajadores de la ONU han muerto como consecuencia de los bombardeos israelíes en Gaza.

"El pueblo palestino de Gaza, en particular las mujeres, los niños y las niñas, las personas con discapacidad, los jóvenes y las personas mayores, han soportado décadas de penurias y privaciones", dijeron los expertos de la ONU. "Pedimos a Israel y a sus aliados que acuerden un alto el fuego inmediato. Se nos acaba el tiempo".

El Sr. Pedro Arrojo-Agudo es el Relator Especial sobre los derechos humanos al agua potable y el saneamiento. Sr. Michael Fahri, Relator Especial sobre el derecho a la alimentación; Sra. Tlaleng Mofokeng Relatora Especial sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, Sra. Paula Gaviria Betancur, Relatora Especial sobre los derechos humanos de los desplazados internos; Sra. Irene Khan, Relatora Especial sobre la promoción y protección del derecho a la libertad de opinión y de expresión. Francesca Albanese, Relatora Especial sobre la situación de los derechos humanos en el territorio palestino ocupado desde 1967.

Los Relatores Especiales forman parte de lo que se conoce como los Procedimientos Especiales del Consejo de Derechos Humanos. Procedimientos Especiales, el organismo más grande de expertos independientes en el sistema de derechos humanos de la ONU, es el nombre general de los mecanismos independientes de investigación y monitoreo del Consejo que abordan situaciones específicas de países o problemas temáticos en todas partes del mundo. Los expertos de Procedimientos Especiales trabajan de forma voluntaria; no son personal de la ONU y no reciben un salario por su trabajo. Son independientes de cualquier gobierno u organización y sirven a título personal.

Para obtener más información y solicitudes de medios, comuníquese con: maría.acostalazo@un.org

Para consultas de los medios relacionadas con otros expertos independientes de la ONU, comuníquese con Dharisha Indraguptha dharisha.indraguptha@un.org ) o Maya Derouaz (maya.derouaz@un.org)

Siga las noticias relacionadas con los expertos independientes en derechos humanos de la ONU en Twitter @UN_SPExperts.

¿Preocupado por el mundo en que vivimos?

Entonces haga valer los derechos humanos de alguien hoy.

#Standup4humanrights y visite el sitio web en

http://www.standup4humanrights.org

 

Portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos: Ravina Shamdasani

Lugar

Ginebra

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos Volker Türk solicita a todos los bandos que escuchen los llamamientos en favor de la paz. Es necesario poner fin a la violencia y realizar grandes esfuerzos para buscar una alternativa a esta carnicería.

Desde hace casi tres semanas, la población civil palestina de Gaza sufre los bombardeos incesantes de Israel por aire, tierra y mar. Miles de muertos yacen entre edificios residenciales, mezquitas y panaderías destruidos. Recibimos testimonios trágicos sobre el asesinato de familias enteras por los ataques aéreos en sus hogares, incluyendo a las familias de miembros de nuestro personal. Sobre padres que escriben los nombres de sus hijos en los brazos para identificar sus futuros restos. Sobre las noches en vela aterradoras que la población pasa a la intemperie, mientras los ataques aéreos continúan sobre ellos. Lamentamos la pérdida de 57 colegas de Naciones Unidas y de tantos otros civiles que, claramente, se han visto afectados de forma desproporcionada.

Pese a las peticiones reiteradas a los residentes del norte de Gaza para que se trasladen al sur por ser seguro, los ataques de las fuerzas israelíes sobre dos provincias del sur y el centro de Gaza se han recrudecido en los últimos días. Mientras tanto, continúan los ataques intensos contra las comunidades del norte, incluida la ciudad de Gaza.

Ningún lugar es seguro en Gaza.

Obligar a la población a evacuar en estas circunstancias, incluso a lugares como "la zona designada por Israel" de Al Mawasi, al mismo tiempo que sufre un asedio total, plantea serias dudas sobre el traslado forzoso, hecho que constituye un crimen de guerra.

El uso por parte de Israel de armas explosivas de amplio alcance en zonas densamente pobladas ha causado daños importantes a la infraestructura civil y la pérdida de vidas de civiles que aparentemente son difíciles de conciliar con el derecho internacional humanitario.

El castigo colectivo se está aplicando mediante el corte del suministro de agua, alimentos, combustible y electricidad. La escasez de combustible obliga a cerrar hospitales y panaderías. Las personas se ven obligadas a refugiarse en condiciones cada vez más terribles, con hacinamiento, saneamiento deficiente y agua insalubre, lo cual hace presagiar el espectro de enfermedades. Avanza la catástrofe humanitaria para los 2,2 millones de personas atrapadas en Gaza que son el blanco del castigo colectivo.

Este tipo de castigo es un crimen de guerra. El castigo colectivo que Israel infringe a toda la población de Gaza debe cesar de inmediato. Como debe acabar el uso del lenguaje deshumanizador contra la población palestina.

Deben cesar los ataques indiscriminados de los grupos armados palestinos, incluyendo el lanzamiento de cohetes no guiados contra Israel. Deben liberar de inmediato y sin condiciones a todos los civiles capturados y que siguen retenidos. La toma de rehenes también es un crimen de guerra.

El Alto Comisionado pide que se busquen vías duraderas y basadas en los derechos humanos hacia la paz para los pueblos de Palestina e Israel. Se debe hacer todo lo posible para poner fin de inmediato a esta escalada. Es sumamente importante que todos aquellos que tienen influencia negocien una salida a esta situación prolongada y desastrosa.

La paz, la seguridad y la justicia no se encontrarán por este camino. El ciclo de venganza y derramamiento de sangre debe terminar.

miércoles, 1 de noviembre de 2023

ATAQUES EN GAZA: "NO TENDRÉIS EL SILENCIO DE LOS JUDÍOS DE FRANCIA"

 Ataques en Gaza: “No tendréis el silencio de los judíos de Francia” 

Un colectivo de 85 personalidades judías denuncia la actual operación militar en Gaza y la explotación de la emoción legítima suscitada por los atentados del 7 de octubre. 

 

Publicado en Libération el 31 de octubre de 2023 a las 09:11 horas. 

 

La ONU anuncia una posible limpieza étnica en la Franja de Gaza. Como judíos, estamos horrorizados por las violaciones del derecho internacional que el Estado de Israel está llevando a cabo en Gaza con total impunidad y nos negamos a permitir que esta masacre tenga lugar en nuestro nombre. Entendemos y compartimos el dolor y el miedo que sienten muchos judíos en Francia tras los crímenes de guerra de Hamás. La mayoría de nosotros tenemos familia en Israel y deseamos expresar nuestro pésame a las familias de las víctimas de las masacres del 7 de octubre. Pero este dolor no puede justificar la limpieza étnica en Gaza. La continuación de la guerra y la ocupación no traerá ni la paz ni el regreso de los rehenes. Gaza está experimentando una crisis humanitaria sin precedentes. Tras los ataques del 7 de octubre, que dejaron 1.400 israelíes muertos y al menos 4.600 heridos, Israel impuso un asedio total de la Franja de Gaza, una forma de castigo colectivo contrario al derecho internacional.

200 israelíes siguen rehenes en Gaza, y su destino le importa menos al gobierno israelí que el aplastamiento de los palestinos. Dos millones de habitantes de Gaza se ven privados de agua, alimentos y electricidad. Organizaciones de derechos humanos han documentado el uso de fósforo blanco. Fueron bombardeados hospitales, pero también lugares de culto donde se refugiaban los habitantes de Gaza. En el momento de redactar este informe, al menos 8.000 palestinos han sido asesinados allí, entre ellos casi 3.000 niños. La represión contra los palestinos en Cisjordania también se ha intensificado en las últimas dos semanas, con más de 100 personas asesinadas por colonos o el ejército israelí. Más de 13.000 habitantes de Gaza resultaron heridos por los ataques aéreos israelíes y más de un millón de personas fueron desplazadas. 

Exigimos un alto el fuego inmediato y el fin de la impunidad israelí. Es urgente lograr que el gobierno israelí detenga su campaña de bombardeos e impida que lance una ofensiva terrestre que podría desencadenar una conflagración regional. Esta violencia punitiva y crímenes de guerra fueron anunciados por funcionarios del gobierno israelí a través de declaraciones deshumanizantes y cuentan con el apoyo de nuestros líderes en Francia. Nos unimos a nuestros hermanos y hermanas judíos en los Estados Unidos, el Reino Unido, Israel y otros lugares, que han denunciado el apoyo incondicional de sus gobiernos a la ofensiva israelí contra Gaza, y recordamos que la expresión de solidaridad con el pueblo palestino como pueblo oprimido pueblo es un derecho y una libertad política. Al afirmar incondicionalmente el derecho de Israel a defenderse y al votar en contra de una resolución de la ONU que pide un alto el fuego, el gobierno francés es cómplice de la limpieza étnica en Gaza. 

Nosotros demandamos: 

El cese inmediato de los bombardeos israelíes y la retirada de las fuerzas armadas israelíes de Gaza.

Levantamiento del bloqueo y asedio de Gaza.

Negociaciones para la liberación de rehenes y presos políticos.

Sanciones internacionales contra el Estado israelí.

Primeros firmantes: Michaël Löwy, sociólogo, Ariella Aïsha Azoulay, profesora de cultura y medios modernos y literatura comparada, Sonia Dayan-Herzbrun, socióloga, Tal Madesta, periodista y autora, Yael Lerer, editora y traductora, Rony Brauman, médico, ex presidente de Médecins sans fronteras (MSF), Albert Levy, jurista, Simon Bitton, cineasta, Tal Dor, sociólogo CENS /LEGS, Gérard Haddad, psicoanalista y ensayista, Marie-José Mondzain, filósofa, Alice Pfeiffer, periodista y autora, Eyal Sivan, directora

domingo, 22 de octubre de 2023

¡PALESTINA LIBRE E INDEPENDIENTE!

La operación militar de Hamás de la resistencia palestina ha provocado la habitual oleada de declaraciones. Casi todos los gobiernos occidentales se han apresurado a «declarar su solidaridad con Israel por la cobarde agresión terrorista» (bloque estadounidense, es decir, UE y Commonwealth) o, por el contrario, a «expresar su apoyo al pueblo palestino por su iniciativa de resistir al invasor» (países árabes, islámicos, la mayor parte del Sur global).

Cabe reseñar que la actitud mecánica de tomar partido y apoyar lo que sea necesario, con insoportable talante «solucionista», sobre todo en países tan acostumbrados a dar lecciones, como los europeos, es precisamente lo que ha sostenido durante décadas esta interminable carnicería. Se trata de una actitud descaradamente irresponsable y cobarde.

Desde sus orígenes, el estado de las relaciones entre el sionismo y luego el Estado israelí y los palestinos en los territorios ocupados es de tal desequilibrio de fuerzas que el conflicto no puede definirse como un enfrentamiento, sino sólo como una dominación estructural de naturaleza colonial salpicada de episodios insurgentes. Una opresión puramente ejemplar, sin límites ni reparos, en un crescendo de abusos y atropellos. Con un retraso de 75 años, hoy se termina admitiendo que la situación es propia del apartheid.

Más allá de la espiral del lenguaje bipolar de las instituciones políticas y los medios de comunicación occidentales, se nos pide que condenemos el terrorismo, pero no que intentemos comprender sus causas. El Estado de Israel, como desahogo de los sentimientos de culpa de las potencias europeas, como supuesta reparación por la Shoah y como expresión de colonialismo occidental, plantea cuestiones mucho más profundas de las que las etiquetas del terrorismo y la guerra en Oriente Medio puedan indicar.

La única perspectiva de resolución de este conflicto es la justicia. No todo se resuelve con uno o dos estados. Lo racional y moral sería un solo estado donde todos vivieran con los mismos derechos. Otra opción, hoy igual de difícil de materializar sería la coexistencia de dos Estados soberanos. Aun con esto no se resuelve el llamado conflicto, queda la cuestión de los refugiados y la discriminación contra la minoría palestina en Israel. 

Debemos oponernos a la tendencia ya crónica al olvido y a la mentira de las clases dirigentes europeas, que tienen tanto el interés como la credibilidad potencial para mediar en este conflicto y desde hace décadas se han replegado en el servilismo a las instrucciones de Estados Unidos, que no tienen ni el interés ni la credibilidad para alimentar una paz duradera en Oriente Próximo.

Este NO a la invasión israelí de Gaza es el mismo NO a la guerra de Ucrania, a las guerras de Kosovo, Sudan, Nagorno Karabakh, Siria y muchos lugares más en llamas. Salir del tercermundismo humanitario, salir de la Alianza Atlántica, decir NO a la guerra, a todas las guerras, a la arrogancia y las mentiras, al colonialismo occidental.

 

Luz Gómez es catedrática de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Autónoma de Madrid. Es autora de varios ensayos y traductora de Mahmud Darwish al español. De sus numerosas traducciones del poeta palestino, En presencia de la ausencia (Pretextos, 2012), obtuvo el Premio Nacional de Traducción 2011. A su cargo ha estado la edición de BDS por Palestina (ediciones del oriente y del mediterráneo, 2014) Es editora y traductora de El poeta troyano. Conversaciones sobre poesía (ediciones del oriente y del mediterráneo 2023).

Olga Rodríguez es periodista, investigadora y escritora especializada en información internacional, Oriente Medio y Derechos Humanos. Ha desarrollado su carrera en la Cadena Ser, Cuatro, CNN y en el diario.es, medio del que es cofundadora. Ha cubierto los conflictos más importantes de las últimas dos décadas en Oriente Medio y el norte de África. Es integrante de la Asociación de Periodistas de Madrid y de la Junta directiva de la UNRWA España (Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos).

Isaías Barreñada es profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid. Sus áreas de investigación son la relaciones internacionales en los países árabes, la política exterior española y europea, Palestina-Israel y el Sahara Occidental. Autor de numerosos artículos y ensayos. Su último libro, con José Abu Tarbush es PalestinaDe los acuerdos de Oslo al apartheid (2023).

Ignacio Castro Rey, es filósofo, crítico de cine y arte, gestor cultural y profesor. Además de múltiples artículos y conferencias, ha publicado diversos libros. El último de ellos se llama Lluvia Oblicua (Ed. Pretextos 2020) seguido de Mil días en la montaña (Roxe de Sebes) (Ed. FronteraD, 2019) y Ética y desorden (Pretextos, 2017). Anteriormente ha publicado también, entre otros, Votos de riqueza (Madrid, 2007), Roxe de Sebes (A Coruña, 2011) y La depresión informativa del sujeto (Buenos Aires, 2011). 

Breve bibliografía sobre el tema: https://www.enclavedelibros.com/categoria/palestina-biblio_W69