I
parte.
Entrevistamos
a Judith Butler, una de las muchas personas, escritor@s
y artistas judí@s y american@s, que han firmado una carta abierta al
Presidente Biden en la que exigen un alto el fuego inmediato en Gaza.
“Tod@s deberíamos protestar y exigir el fin del genocidio”, dice
Butler respecto al ataque israelí. “Mientras Palestina no sea
libre… seguiremos siendo testigos de la violencia. Seguiremos
presenciando cómo la violencia estructural continúa generando este
tipo de resistencia”. Butler es autora de muchos libros, entre
ellos The Force of
Nonviolence: An Ethico-Political Bind
(La fuerza de la
no-violencia: la ética en la política) y
Parting Ways:
Jewishness and the Critique of Zionism
(Caminos que se
separan: el judaísmo y la crítica del sionismo).
Es asesora de Voz Judía por la Paz.
AMY
GOODMAN: Estamos en
Democracy Now!,
democracynow.org, Informe
sobre la guerra y la paz.
Yo soy Amy Goodman, con Nermeen Shaikh.
NERMEEN
SHAIKH: Continuamos
nuestra conversación sobre el bombardeo de Gaza. A ella se ha
incorporado la filósofa y experta en temas de género Judith Butler,
firmante con much@s autor@s y artistas de la carta abierta al
Presidente Biden reclamando un alto el fuego inmediato. Butler es
autora de muchos libros, entre ellos The
Force of Nonviolence: An Ethico-Political Bind
(La fuerza de la
no-violencia: la ética en la política)
y Parting Ways:
Jewishness and the Critique of Zionism
(Caminos que se
separan: el judaísmo y la crítica del sionismo).
Su reciente escrito publicado por London
Review of Books se
titula “The Compass of Mourning” (“El perímetro del luto”).
Judith Butler se une a nuestra conversación desde París. Es
catedrática de la universidad de California en Berkeley y ocupa la
cátedra Hannah Arendt en la European Graduate School. Es asesora de
Voz Judía por la Paz.
Bienvenida
a Democracy Now!,
profesora Butler. Acabamos de hablar con la Dra. Ashrawi, quien ha
dicho, cito sus palabras, “que a los palestinos se les ha negado el
reconocimiento y sus derechos”. Vd. ha escrito copiosamente sobre
la manera en que vidas diferentes se valoran de modo diferente.
JUDITH
BUTLER: Sí.
Permítame decir simplemente que quienes han sido entrevistados en
Palestina para esta conversación han utilizado la palabra
“genocidio”. Creo que es preciso que nos tomemos esta palabra muy
seriamente, pues describe la situación en la que una población ha
sido convertida en un blanco —no sólo militarmente, sino también
civilmente— y bombardeada, descoyuntada por la fuerza, y existen
planes para la reubicación de toda esa población e incluso para el
derribo completo de los pueblos y de las ciudades de Gaza. Como Vd.
sabe, existen agrupaciones de juristas, como el Centro de Derechos
Constitucionales, que ha publicado un estudio de 40 páginas dedicado
a explicar por qué es correcto llamar genocidio a lo que les está
sucediendo ahora a los palestinos. Otros grupos estudian la
legislación internacional para demostrar que un genocidio no siempre
se parece a lo que hizo el régimen nazi y puede socavar
sistemáticamente las posibilidades de vida, salud, bienestar y la
capacidad para sobrevivir. Esto es exactamente lo que está
sucediendo.
Los
motivos por los que la mayor parte de los medios de comunicación
estadounidenses y el propio gobierno de los Estados Unidos han
decidido ser cómplices de los crímenes genocidas constituyen una
enorme pregunta abierta. Y es un hecho alarmante. Hanan Ashrawi tiene
razón cuando dice que no se limitan a dar su apoyo ideológico para
justificar la violencia genocida israelí. De hecho, están dando
armas, apoyo y consejo para llevar a efecto este conjunto de
políticas genocidas.
Desde
mi punto de vista, los palestinos han sido etiquetados como personas
cuya pérdida no puede ser llorada. Esto equivale a decir que no son
un grupo de personas cuyas vidas se estime que tengan valor, o que
puedan persistir y prosperar en este mundo. Si pierden la vida, dicha
pérdida no se considera una pérdida verdadera, porque no sólo son
algo menos que humanos, sino que constituyen una amenaza para la idea
de lo humano que defiende la política sionista, que comparten
Israel, los Estados Unidos y muchos poderes occidentales.
De
modo que una vez que vemos que estas caricaturas se apoderan del
discurso público —diciendo que todos los palestinos son Hamás, o
que Hamás es terrorismo y no una lucha de resistencia armada, o que
la violencia israelí está moralmente justificada pero la violencia
palestina es barbarie—, ¿por qué no habría de justificarse
moralmente el bombardeo de personas en sus hogares y en sus
hospitales y en sus escuelas, o cuando están huyendo, de acuerdo con
las directrices israelíes, no es barbarie eso? A lo que me refiero
es a que lo que vemos no es la muerte de civiles palestinos como
bajas en una guerra, una especie de daño colateral. Estos civiles
son un objetivo, un blanco. Y elegir como objetivo a civiles que
pertenecen a un grupo específico, a un grupo étnico, racializado,
constituye una práctica genocida. Es eso lo que estamos viendo.
Así
que deberíamos levantarnos todos para oponernos, para exigir el fin
del genocidio. Es verdad que he firmado varias peticiones, y una de
ellas demanda un alto el fuego inmediato. Esto es lo mínimo que se
puede exigir. Pero la verdad es que la violencia que estamos viendo
se corresponde con una violencia que viene durando mucho tiempo, una
violencia de 75 años, que se ha caracterizado por la dislocación
sistemática, por el asesinato, el encarcelamiento, la detención, la
tierra arrebatada, las vidas destrozadas. En realidad, hace falta una
solución política mucho más plena para la situación actual.
Mientras Palestina no sea libre y a los palestinos no les sea posible
vivir como ciudadanos y poder actuar políticamente en un mundo al
que puedan contribuir, en el que puedan gobernarse y formar parte de
una democracia, continuaremos viendo violencia. Seguiremos viendo la
violencia estructural que produce este tipo de resistencia. Así que
espero que…
AMY
GOODMAN: Judith
Butler…
JUDITH
BUTLER: …finalmente
no nos limitemos a poner una tirita.
AMY
GOODMAN: El político
israelí Moshe Feiglin ha llamado a reproducir un Dresde en Gaza,
refiriéndose a la segunda guerra mundial y al bombardeo de Dresde,
en el que murieron en torno a 25.000 personas.
JUDITH
BUTLER: Sí.
AMY
GOODMAN: Una tormenta
de fuego sobre toda la franja de Gaza. Cuando en una entrevista se le
preguntó a Naftali Bennett, el primer ministro anterior, sobre el
asesinato de más de 1.400 personas civiles israelíes el 7 de
octubre, contestó: “¿Está Vd. hablando seriamente de civiles
palestinos?” Sólo tenemos 45 segundos para su respuesta.
JUDITH
BUTLER: Creo que uno
de los problemas es que a los civiles palestinos no se les reconoce
como tales. Es decir, cuando se ha conseguido, retóricamente y a
través de los medios, la identificación de Palestina con el
terrorismo, a todos los palestinos como terroristas, a los que se
identifica con la barbarie y con la animalidad, entonces no existen
los civiles en el imaginario de aquellos que están ejerciendo
violencia sobre ellos.
AMY
GOODMAN: Queremos
agradecerle…
JUDITH
BUTLER: Y eso es
falso y hay que oponerse a ello. Gracias.
AMY
GOODMAN: Queremos
agradecerle su presencia aquí. Continuaremos con la segunda parte de
nuestra conversación y la publicaremos en democracynow.org. Judith
Butler es filósofa, comentarista política y especialista en
estudios de género, catedrática en la Graduate School de la
universidad de California en Berkeley, ocupa la cátedra Hanna Arendt
en la European Graduate School y es asesora de Voz Judía por la Paz.
Aquí
termina nuestro programa. Yo soy Amy Goodman, con Nermeen Shaikh en
una nueva edición de Democracy
Now!
Traducción de Esteban Pujals
Gesalí.
Esta entrevista fue publicada en
Democracy Now! el 26 de octubre de 2023.
Judith
Butler sobre Hamas, el castigo colectivo en Gaza y por qué debe
Biden presionar para que haya un alto el fuego
II parte de la entrevista de Democracy
Now! a Judith Butler.
AMY GOODMAN:
Somos Democracy Now!,
democracynow.org, El informe sobre la guerra y
la paz. Y yo soy Amy Goodman y hago la
entrevista junto a Nermeen Shaikh.
Continuamos con la segunda
parte de nuestra conversación con Judith Butler, filósofa y
especialista en estudios de género. Ella es una de las docenas de
artistas y escritores judíos q hace poco firmaron una carta abierta
dirigida al presidente Biden en la que solicitaban un alto el fuego
inmediato. Otras personas que firmaron la carta son V, antes llamada
Eve Ensler, Masha Gessen y el dramaturgo Tony Kushner.
NERMEEN SHAIKH:
Judith Butler es autora de numerosos libros, entre los que se
encuentran La fuerza de la no violencia: La
Ética en lo Político y Caminos
separados: el judaísmo y la crítica al sionismo. Su
reciente artículo para la revista London
Review of Books se titula “Los alcances del
duelo”. Judith Butler se nos une hoy desde Paris. Es catedrática
en la Graduate School de la universidad de California en Berkeley y
ocupa la cátedra Hannah Arendt en la European Graduate School.
También es asesora de Voz Judía por la Paz.
Bienvenida a Democracy
Now!, profesora Butler. Me gustaría, antes
que nada, preguntarle por
la carta abierta que usted firmó, junto a otros especialistas y
escritores judíos, instando al Presidente Biden a que apoyara un
alto el fuego en Gaza. Voy a citar un párrafo de dicha carta que
dice: “Condenamos los ataques contra la población civil israelí y
palestina. Pensamos que es posible y, de hecho, es necesario condenar
las acciones de Hamas y reconocer la opresión histórica e incesante
contra los palestinos. Creemos que es posible y realmente necesario
condenar el ataque de Hamas y pronunciarse contra el castigo
colectivo a la población gazatí que se está llevando a cabo e
incrementando mientras escribimos esta carta”. Así que, profesora
Butler, ¿podría hablarnos de este tema? Me refiero, por supuesto, a
por qué resulta tan evidente que se puede condenar lo que hizo Hamas
y, a la vez, oponerse al incesante y brutal ataque contra Gaza.
JUDITH BUTLER: A
mí me parece que uno puede y debe oponerse a las matanzas de la
población civil. Y que esto es un precepto ético básico de la
guerra. Y, por tanto, parece lógico decir que nos oponemos a la
matanza de civiles de los dos lados. Me parece que lo que resulta
problemático es la frecuencia con la que mucha gente que se
considera sionista dice que los ataques de Hamas justifican la
respuesta que ahora se está dando por parte del ejército israelí.
Resulta sencillo darse cuenta de que la fuerza militar entre
palestinos e israelíes es totalmente asimétrica. Y en el presente
conflicto las dos partes no tienen el mismo grado de culpabilidad.
Debemos entender la historia de violencia que se está infligiendo
contra los palestinos, Gaza incluida, y yo añadiría, como parte de
esa violencia, el privar a la gente de agua potable, de asistencia
médica, de comida y de electricidad. Por decirlo de otra manera, las
condiciones mismas que hacen posible poder vivir están siendo
atacadas sistemáticamente.
Creo que no puedo hablar
por todas las personas que firmaron la carta. Pero, como personas
judías, decimos: “No en nuestro nombre”. Es decir que lo que el
estado de Israel está haciendo, lo que el ejercito israelí está
haciendo no nos representa. No representa nuestros valores. Y porque,
tal y como he dicho, creo que a lo que estamos asistiendo es a la
implementación de un plan genocida, según la definición legal
internacional de genocidio, y como judíos resulta imperativo, desde
un punto de vista ético y político, atrevernos a hablar contra el
genocidio. De la misma forma que también debemos atrevernos a hablar
en contra de la producción de un nuevo tipo de refugiados o la
intensificación del estatus de refugiados de tantos palestinos que,
en algunos casos, han sido población refugiada desde 1948. Sus
familiares lo han sido. Creo que este es el pensamiento básico que
subyace detrás de esa petición.
AMY GOODMAN:
Profesora Butler, quisiera referirme a John Kirby, el portavoz del
Consejo Nacional de Seguridad [de
la Administración Biden], que habló esta
semana en una rueda de prensa en la Casa Blanca.
JOHN KIRBY:
Estamos en guerra. Estamos combatiendo. Eso implica derramamiento de
sangre, algo repugnante y va ser complicado. Y se va a hacer daño a
civiles inocentes en nuestro avance. Ojalá pudiera decirles algo
diferente. Ojalá no fuera a suceder. Pero sucederá.
AMY GOODMAN:
Así que eso es lo que va a ocurrir, que habrá matanzas de la
población civil. Si pudiera usted, Judith, responder también como
profesora judía a los miembros del gobierno israelí que, como
Naftali Bennett, han dicho, “¿Estáis hablando en serio acerca la
población civil palestina?”, como si el hablar de nuestra
preocupación por los palestinos fuera equivalente a minimizar lo que
ocurrió el 7 de octubre, la matanza de 1.400 judíos, un asesinato
en masa, la peor matanza de judíos desde el Holocausto.
JUDITH BUTLER:
Cuando el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional afirma que se
debe a la mala suerte que la población civil pierda la vida en Gaza,
y que ojalá ese no fuera el caso, lo que está haciendo es mentir.
Se está poniendo en el punto de mira a la población civil. Y creo
que una de las cosas que podemos decir, que está ocurriendo ahora
mismo y lleva ocurriendo desde hace cierto tiempo, es que el Estado
israelí afirma que todos esos blancos civiles a los que golpea son
escudos humanos de las instalaciones militares. Vaya, esa es una
explicación muy conveniente, pero no explica por qué se bombardean
las casas, y por qué se está seleccionando como blanco y
bombardeando a la población que huye del norte al sur. Así que eso
es hablar con mala fe, en el mejor de los casos, y una mentira
brutal, si queremos hablar con honestidad.
También creo que, por
desgracia, hay algunos grupos judíos y grupos sionistas que, solo o
principalmente, se preocupan por la vida judía, y su postura es que
la destrucción de la vida judía es lo peor que podría suceder en
el mundo. Y eso sería algo absolutamente terrible. Pero la vida
judía no es más valiosa que la vida palestina. Y creo que se puede
encontrar a una serie de personas que opina lo mismo en abstracto,
pero que justifican el que los palestinos en masa sean el blanco y la
campaña de asesinatos contra Gaza porque ninguna cantidad de
violencia puede compensar su sentimiento de agravio.
Me gustaría añadir que
es dificilísimo encontrar una prensa y unos medios que ofrezcan
información gráfica y descripciones detalladas del sufrimiento que
está padeciendo Gaza. Recogemos mucha más información en, por
ejemplo, The New York Times sobre
las vidas israelíes y sobre lo mucho que han tenido que soportar.
Pero nunca se cubre igual la información de lo que está pasando en
Palestina. A veces nos dan cifras. Y, tal y como hemos visto, esas
cifras pueden ser cuestionadas incluso por Biden, incluso aunque
dicha información provenga de organismos de la ONU o de
organizaciones respetables que trabajan sobre el terreno. Así que
existe una gran cantidad de formas de minimizar y de desrealizar lo
que está sucediendo, es decir, de hacer que las muertes palestinas
parezcan falsas o ilusorias. Y creo que nuestro trabajo como
profesores, periodistas o personas activistas debe ser sacar a la
luz lo que está pasando y hacer que esas vidas y esas muertes tengan
sentido para el gran público en general.
NERMEEN SHAIKH:
Profesora Butler, me gustaría preguntarle por su propio trabajo.
Usted ha escrito extensamente sobre la pregunta de por qué ciertas
vidas tienen más valor que otras. Si pudiera comentarnos
específicamente cómo eso queda reflejado, no solo en las palabras
de John Kirby que acabamos de escuchar sino también en la cobertura
de los medios, la cobertura de los medios más leídos y escuchados
sobre la guerra aquí, en los Estados Unidos. Voy a citar su libro
del año 2009, Marcos de guerra. Las vidas
lloradas: “Cuando tomamos nuestro horror
moral como señal de nuestra humanidad, fallamos al no darnos cuenta
de que la humanidad está, de hecho, implícitamente dividida entre
aquellos por los que sentimos una preocupación no razonada y
apremiante y aquellos cuyas vidas y muertes sencillamente no nos
afectan, o ni siquiera pensamos en ellas como vidas”. Así que,
¿podría comentarnos como se manifiesta esto, en particular, tal y
como antes nos habló de The New York Times
y de los medios estadounidenses? Y en este momento en que usted se
encuentra en Paris, ¿podría, quizás, abordar cómo se refleja esto
en los medios europeos?
JUDITH BUTLER:
Bueno, en primer lugar, voy a exponer lo que considero una verdad
evidente, el hecho de que el marco colonial del colonizador de Israel
que ocupa Palestina es racista, y a los palestinos se les representa
como algo menos que humanos. Ellos forman parte de los no europeos.
Evidentemente, también hay judíos que no son europeos. Pero los
palestinos son racializados y se les trata como algo menos que
humanos. Y por eso la pérdida de esas vidas ni se señala ni se
reconoce como pérdida. Por supuesto que esto sí se reconoce dentro
de Palestina, es decir, siempre se encuentra una forma de reunirse y
hacer el duelo y de trasladar a los muertos y honrarlos. Así que
estamos hablando solo del punto de vista de aquellos que creen que la
eliminación de las vidas palestinas o el estar dañando
permanentemente las vidas palestinas está, de alguna manera,
justificado. No ven esas vidas como vidas humanas, según la idea que
ellos tienen de lo humano.
Y esto lo hemos visto
cuando Netanyahu llama a los palestinos animales y otros los llaman
bárbaros y, que no se nos olvide, cuando se les considera
simplemente un problema estratégico: “vaya, aquí tenemos a una
población de hecho. Quizás podamos deportarlos”. Así que cuando
algún miembro del gobierno israelí habla de reubicar a los
palestinos al Sinaí y convertirlos, de este modo, en un problema
egipcio, y se ponen a investigar la vivienda que hay disponible en
las afueras de El Cairo, de lo que están realmente hablando es de
deportarlos como si se tratara de mercancías o propiedades suyas,
como si tuvieran derecho a hacerlo, como si esa gente fuera de su
propiedad o esa gente fueran mercancías móviles que se pueden
trasladar de un sitio a otro. Y esto no es solo una deshumanización
radical, sino que hace posible el tratamiento brutal, la deportación
y el asesinato de personas tal y como lo estamos viendo ahora mismo.
Creo que no estamos viendo bombardeos al azar. Estamos viendo cómo
se despliega un plan. Y, a no ser que los Estados Unidos y otras
grandes potencias lo interrumpan, va a ser algo devastador.
Por supuesto, en Europa y
en París durante un tiempo se prohibió apoyar a los palestinos con
protestas públicas. Y, afortunadamente, el Tribunal Constitucional
echó abajo esa decisión del poder ejecutivo, y al menos 20.000
personas se manifestaron en la calle justo la semana pasada. Y, por
supuesto, estamos viendo cada vez más reacciones similares en los
círculos académicos estadounidenses. A no ser que la gente condene
a Hamas, estas protestas no se consideran aceptables. Se consideran
anti-semitas. A no ser que la gente apoye a Israel inequívocamente,
se considera a esas personas antisemitas o alineadas con el
terrorismo. Y, por supuesto, tan pronto como esto sucede, esas
personas que quieren manifestarse, públicamente o en sus
universidades, contra la injusticia que se está cometiendo, se
arriesgan a perder apoyos, a perder su trabajo, y se les estigmatiza.
Conozco a gente del mundo académico a los que se les ha suspendido
de su trabajo aquí y en Suiza. Y también conozco personas del
mundo académico alemán que intentan protestar y a los que se
mancilla bajo la acusación de que son antisemitas.
Criticar al Estado de
Israel no es antisemita si el Estado de Israel es un Estado colonial
de colonizadores que está ejerciendo una violencia extraordinaria.
Estamos en contra de la violencia. Estamos en contra de los
disposiciones coloniales de los colonizadores. Estamos en contra de
la injusticia. Y, si eres verdaderamente judío, tu obligación es
estar en contra de la injusticia. No serías un buen judío si no te
opusieras a la injusticia. Así que el que te llamen antisemita, y a
mí me lo llevan llamando desde hace muchos años aquellos que están
en mi contra por defender valores que también son valores judíos,
valores compartidos, pero desde luego valores judíos, es algo
sencillamente horrible.
AMY GOODMAN:
¿Podría explicarnos que le ocurrió en Berna? De hecho, creíamos
que le haríamos la entrevista en Berna pero usted tuvo que cancelar
su conferencia.
JUDITH BUTLER:
Sí, yo cancelé mi propia conferencia porque me di cuenta de que si
hablaba en la universidad de Berna con la situación que había,
habría producido una gran controversia y, probablemente, habría
hecho daño a mis anfitriones y a su departamento. Pero es verdad que
en algunos sitios en los que hay gente que es claramente antisionista
o apoya el movimiento Boicot, Desinversiones y Sanciones a Israel
(Boycott, Divestment and Sanctions to Israel), al que yo apoyo, se
producen protestas, se intenta ejercer la censura, se intentan
erradicar modos de reconocimiento o bloquearles la entrada. Me estoy
refiriendo a cómo se están intensificando este tipo de medidas en
las instalaciones universitarias estadounidenses. Y, por supuesto,
necesitamos proteger los derechos de reunión, manifestación y
protesta. Solidarizarse con Palestina no significa necesariamente
estar a favor de los ataques militares de Hamas, sino apoyar a la
gente a los que, de una forma genocida, se ha puesto en el punto de
mira.
NERMEEN SHAIKH:
Profesora Butler, ¿podría decirnos cuál piensa usted que podría
ser una salida a la presente crisis? Y también, en el contexto de La
fuerza de la no violencia: La ética en la política,
su libro de 2020, ¿en qué consistiría aceptar su planteamiento,
instando a la no violencia aun sabiendo, por supuesto, que adopta
usted una posición difícil, para poder entender cómo terminar
potencialmente con esta situación?
JUDITH BUTLER:
Bueno, creo que lo primero de todo sería la inmediata necesidad de
lograr un alto al fuego. Aunque también pienso que no habrá una
posible solución si no se permite a los gazatíes regresar a sus
casas y reconstruirlas y llevar a cabo el duelo y la vida que les
corresponde. Creo que la ocupación debe terminarse e incluyo el
asedio de Gaza como parte de dicha ocupación. A veces se comenta
que Gaza ya no es un territorio ocupado, que la ocupación terminó
en el año 2005. Y eso no es verdad. Se podría decir que el
ejército israelí se retiró, pero cada mínima parte de la
frontera, excepto, quizá, la puerta de Rafah, está patrullada y
controlada por las autoridades del Estado de Israel. Lo que quiere
decir que ni la gente ni las mercancías pueden salir ni entrar sin
permiso israelí. Y por eso no podemos hablar de que exista una
autonomía política en tales circunstancias.
También creo que el tipo
de deportación a la que estamos asistiendo en la actualidad es la
que ocurrió en 1948 cuando comenzó la Naqba. La Naqba no es un
acontecimiento único que tuvo lugar en 1948. Es una situación
incesante. Y por eso los asesinatos, las masacres y la desposesión
que estamos viendo en la actualidad son una continuación de la
Naqba. Quizás es mucho más gráfica en la situación actual. Pero
no debemos imaginarnos que, si resolvemos el presente conflicto
ahora, habremos llegado a la raíz del problema. La raíz del
problema incluye encontrar una fórmula por la que los palestinos
tengan un poder absoluto de autodeterminación, puedan vivir en una
sociedad democrática, se ponga fin a la desposesión y se les
devuelvan las tierras que les han robado, por lo menos que se
reconozca y se repare este hecho, y también significa el derecho a
retornar de mucha gente que se ha visto obligada a marcharse en
circunstancias terribles.
AMY GOODMAN:
Judith Butler, queremos darle las gracias por estar con nosotros.
Judith es filósofa, comentarista política, especialista estudios de
género, catedrática de la Graduate School de la universidad de
California en Berkeley. Y ocupa la cátedra Hannah Arendt en la
European Graduate School. También forma parte del consejo asesor de
Voz Judía por la Paz. Como nos quedan dos minutos para que termine
la conexión por satélite, podría comentarnos ¿qué cree que
pensaría Hannah Arendt de la actual situación?
JUDITH BUTLER:
Bueno, el trabajo de Hannah Arendt se compone de diferentes partes,
pero yo diría que ella demostró gran inteligencia cuando escribió
en 1948 que basar el Estado de Israel en el principio de soberanía
judía era un error tremendo. Y que conllevaría conflictos de tipo
militar durante las futuras décadas. Lo que ella estaba defendiendo
era una estructura binacional, pluralista, en la que judíos y
palestinos pudieran cohabitar en el territorio y en la que existiera
una igualdad de algún tipo. No estoy segura que tuviera un plan
acabado por completo. Parece que su plan procedía de Martin Buber,
en cierto sentido. Pero lo que está claro es que ella pensaba que
ningún Estado podría basarse en una forma de soberanía étnica o
religiosa sin producir un desplazamiento de toda la gente que no
perteneciera a esa religión ni a esa etnia. Así que predijo que
Israel produciría una masiva clase de refugiados, y que estaría
atascada en un conflicto durante los años venideros.
Y por eso creo que tenemos
que recordar el derecho al retorno. Nunca llegaremos a la raíz del
problema a no ser que nos demos cuenta de los millones de palestinos
cuyas familias llevan viviendo todos estos años en un exilio
forzoso, y habría que darles algún tipo de reconocimiento, alguna
reparación, alguna manera de honrar su derecho a volver.
AMY GOODMAN:
Muchas gracias. Si alguien quiere ver la primera parte de nuestra
conversación con la profesora de la universidad de California en
Berkeley, les animamos a conectar con democracynow.org. Soy Amy
Goodman y he entrevistado a Judith Butler con Nermeen Shaik.
Traducción de María José Belbel
Bullejos.
Esta entrevista fue publicada en
Democracy Now! el 26 de octubre de 2023.