lunes, 15 de enero de 2024

 


El 15 de enero de 2024, cuarenta días después de que el poeta, editor y educador palestino Refaat Alareer muriera bajo los bombardeos israelíes, convocamos un Día Mundial de Acción, seguido de una semana de actos, en los que leeremos su poesía en público y nos negaremos a seguir como hasta ahora, exigiendo el fin del genocidio y la Ocupación.

A finales de noviembre y principios de diciembre, durante la Semana Leer Palestina, Editores por Palestina hizo un llamamiento a la gente de todo el mundo para que leyera obras sobre Palestina y de escritorxs palestinxs. Ahora, pedimos a todo el mundo que salga a la calle y haga de la lectura un acto de protesta.

El 15 de enero, lectorxs de todo el mundo rendirán homenaje a la vida, obra y resistencia de Refaat Alareer (1979-2023) y otrxs escritorxs palestinxs silenciadxs y asesinados por Israel. Cuarenta días después de la muerte de Refaat, personas de todo el mundo recitarán en público uno de sus poemas. La lectura puede ser en tu lugar de trabajo, en tu colegio, en el centro comercial, en el autobús o en la calle. Lee en grupo o en manifestación. Interrumpe la actividad habitual. Graba y comparte tu lectura en las redes sociales. Amplifica las voces palestinas mientras trabajamos para acabar con el genocidio, poner fin a la Ocupación y liberar Palestina. Niégate a que te silencien. #LeePorRefaat, #LeePalestina, #LeeYResiste, #LetItBeATale, #librosconpalestina y #libroscontralaguerra

¿Quién era Refaat Alareer?

Refaat Alareer (1979-2023) fue un poeta, profesor y activista palestino que murió en un bombardeo israelí el 6 diciembre de 2023. Su poema «Si he de morir» se ha traducido a decenas de idiomas y se ha leído en todo el mundo para conmemorar su vida y su memoria y como acto de indignación y resistencia contra el intento de extinguir la vida palestina. Su poesía y su amor por el lenguaje nos imploran que sigamos luchando por una Palestina libre.

Si tengo que morir,

tú tienes que vivir

para contar mi historia

para vender mis cosas

y comprar un pedazo de tela

y algunos hilos

(que sea blanca y con una larga cola)

para que un niño, en algún lugar de Gaza

mientras mira al cielo

esperando a su padre,

que se fue en una explosión

–y no se despidió de nadie

ni siquiera de su carne

ni siquiera de sí mismo–

vea la cometa, la cometa que hiciste,

volando allá arriba

y piense por un momento que es un ángel,

un ángel que le trae amor.

Si tengo que morir

que eso traiga esperanza

que se convierta en un cuento.

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